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Descubren un “corazón caliente” de magma bajo el volcán Teide

La existencia de esos reservorios, a menos de 10 kilómetros de profundidad, podría ser una señal precursora de un proceso eruptivo que podría ocurrir en los próximos años.

Un equipo internacional de científicos, con participación del Instituto Volcanológico de Canarias y de la Universidad de Granada, ha descubierto un “corazón caliente” de magma a menos de 10 kilómetros de profundidad de la boca del célebre volcán Teide, en Tenerife (España). El hallazgo podría ser una señal precursora de un proceso eruptivo que podría ocurrir “geológicamente pronto”, en los próximos años, aunque los científicos no pueden precisar cuándo. Los resultados han sido recientemente publicados en el Journal of Geophysical Research, una de las revistas científicas internacionales más relevantes en el campo de la geofísica que edita la Sociedad Geofísica Americana (AGU).

El trabajo de colaboración científica reveló los secretos del interior de la isla canaria mediante un nuevo estudio de tomografía sísmica, una técnica que permite reconstruir una imagen de la estructura interna de la Tierra a partir de las ondas que se propagan durante pequeños terremotos y movimientos sísmicos. La tomografía evidencia claramente que en la corteza por debajo de la caldera de Las Cañadas es posible la presencia de pequeños reservorios magmáticos a profundidades inferiores a los 5 kilómetros. Estos reservorios permiten que el magma se enfríe, cambiando su composición química hacia la fonolita, un tipo de magma potencialmente explosivo.

Los reservorios magmáticos pueden ser la fuente de erupciones muy explosivas, como la que ocurrió en el volcán de Montaña Blanca (Lanzarote) hace alrededor de 2000 años y que fue de tipo sub-Pliniano. En ellas, hay una columna eruptiva que puede alcanzar los 20 km de altura y oleadas piroclásticas. “Hemos conseguido hacer una imagen de dónde podría emplazarse el magma debajo de la isla de Tenerife, que es lógico que esté, porque es una isla volcánica”, explicó Jesús Ibáñez Godoy, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Granada. “Lo que es novedoso es que hayamos podido verlo con esta resolución”, agregó.

Ese “corazón de magma” mide decenas de kilómetros cúbicos. “Pero no significa que todo eso vaya a salir a la superficie. En la erupción de La Palma estimamos como mínimo unos 40 km cúbicos y el material emitido fue de 0,2 km”, señaló el investigador. Los científicos, sin embargo, no advierten de una erupción inminente. “A escala geológica, que es diferente a la humana, sucederá pronto, pero no sabemos cuándo. Puede ser dentro de dos años o dentro de 25, lo que está claro es que va a pasar —afirmó Ibáñez—. En La Palma hubo una erupción en 1972 y la siguiente fue en 2021, esperaron casi 50 años. En Tenerife, la última ocurrió en 1909”.

Según explicó, la ventaja de este estudio es que va a ayudar a la comunidad científica a hacer un mejor seguimiento de la próxima erupción, para poder avisar a la población y a las autoridades con datos más precisos, por ejemplo reconociendo movimientos sísmicos debidos al desplazamiento del magma previamente identificado.

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