Destacan el uso de medidores de dióxido de carbono en las escuelas bonaerenses

Siete de cada diez establecimientos pudieron mejorar las medidas preventivas que habían adoptado ante la propagación del coronavirus en las aulas. La distribución de estos dispositivos es clave para detectar si es necesario mejorar la ventilación.

En el marco del avance hacia la presencialidad plena en los establecimientos educativos del país, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires evaluó como positiva la utilización de los 33.000 medidores de dióxido de carbono (CO2). Fueron distribuidos en más de 13.000 escuelas de gestión estatal, para la reducción del riesgo de transmisión de la Covid-19 en las aulas.

Un relevamiento reciente muestra que siete de cada diez escuelas (el 72%) tomaron medidas en relación a la ventilación como resultado de las mediciones, es decir, incrementaron la apertura de puertas y ventanas cuando pudieron registrar valores elevados de CO2, el gas que emitimos las personas al exhalar.

“Desde el 1º de septiembre, como se sabe, los establecimientos educativos bonaerenses iniciaron una nueva etapa, la de la presencialidad plena y cuidada, una medida que resultó posible gracias al descenso sostenido de casos y al avance de la campaña Buenos Aires Vacunate”, señalaron desde el Go­bierno, mediante un comunicado.

En diálogo con diario Hoy, el doctor Jorge Aliaga, físico, investigador y uno de los impulsores de esta iniciativa, afirmó: “La provincia de Buenos Aires tomó la decisión a principio de año de proveer a las escuelas públicas de medidores de dióxido de carbono. Eso llevó un tiempo de implementación, no solo por la compra sino para preparar las instrucciones y adecuar todos los procedimientos”.

En ese sentido, el especialista precisó: “En el mes de junio se repartieron 33.000 medidores. El dato es muy positivo, primero porque fueron bien recibidos; las personas valoraron el hecho de contar con una herramienta que les permitiera poder visualizar el estado de la ventilación. Recordemos que este año la indicación clara fue que tenía que haber puertas y ventanas abiertas para que hubiera ventilación continua y cruzada. Esta medida lo que agrega es que aún en invierno las escuelas pudieron verificar que, al dejar abierto, a pesar de tener un poco más de frío pudieron tener buena ventilación y regular cuánto abrían sin estar en riesgo”.

Los especialistas de la cartera sanitaria indicaron que uno de los aprendizajes que dejó la pandemia a nivel global, y que ya tiene aval de la ciencia, es que la vía de contagio por aerosoles resulta preeminente.

“Las partículas emitidas por las personas al respirar, hablar, estornudar o toser contienen dióxido de carbono y, si están enfermas, también diseminan virus”, explicó Enio García, jefe de asesores del Ministerio de Salud bonaerense.

Además explicó que, por su escaso peso, esas partículas permanecen suspendidas en el aire durante largos períodos de tiempo que pueden alcanzar, incluso, las 3 horas. Por lo tanto, los espacios cerrados propician la concentración de aerosoles y estar en ellos durante mucho tiempo, sin ventilación cruzada, provoca mayor riesgo de contagio en el caso de que allí se encuentre una persona enferma.

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