Ciencia
El enigma de la serpiente de cuatro patas
A pesar de las investigaciones, los científicos aún no pueden encontrar al antepasado que conecta a los reptiles prehistóricos con los primeros ofidios: el eslabón perdido de ese mundo.
Hace seis años, la revista Science publicó un artículo de un grupo de investigadores que creía haber encontrado a una antigua serpiente con patas. La llamaron Tetrapodophis amplectus. El hallazgo era de una gran importancia científica. Se trataba del largamente buscado eslabón perdido que conecta a los antiguos reptiles prehistóricos con las primeras serpientes que reptaron sobre el planeta Tierra. Sin embargo, el paleontólogo Michael Caldwell acaba de presentar un estudio en el que afirma que los autores del anterior trabajo caracterizaron de forma errónea la anatomía y morfología del espécimen. Así, el misterio de la serpiente de cuatro patas todavía continúa abierto.
Según el autor, las pistas para concluir que no se trata de una serpiente están cinceladas en la piedra que atesoraba el fósil. “Cuando se partió la roca, el esqueleto y el cráneo terminaron en lados opuestos de la losa”, dijo Caldwell, de la Universidad de Alberta. “El estudio original solo describió superficialmente el cráneo y pasó por alto el moho natural, que conservó varias características que dejan en claro que Tetrapodophis no tenía el cráneo de una serpiente”, explicó.
Los biólogos todavía discrepan acerca de su origen. Por un lado, se encuentra la teoría de que su ancestro era un reptil que se fue estilizando y que perdió las cuatro patas para adaptarse mejor al ambiente marino, características que mantuvo cuando salió del agua. Por otro lado, está la corriente que opina que se trataba de un lagarto que, en su paso a la vida subterránea, prescindió de sus extremidades para moverse mejor por túneles y madrigueras.
“Durante mucho tiempo se ha sostenido que las serpientes son miembros de un linaje de vertebrados de cuatro patas que, como resultado de las especializaciones evolutivas, perdieron sus extremidades”, afirmó Caldwell. “En algún lugar del registro fósil de serpientes antiguas se encuentra una forma ancestral que todavía tenía cuatro patas, por lo tanto tendría que existir ese fósil”, dijo.