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El INTA junto a la UNLP experimentan con hortalizas injertadas. ¿Para qué sirve?

Es parte del proyecto “Tierra Sana”.

Como parte del proyecto Tierra Sana, que lleva adelante el Instituto Nacional de Tecnología Alimentaria (INTA) junto con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), se sumó a la UNLP para experimentar con hortalizas injertadas, una alternativa productiva sustentable.

Según se informó, se trata de una técnica que permite tener un mayor vigor en el crecimiento de la planta, como así también una mayor producción y resistencia o tolerancia a ciertas enfermedades tanto del suelo o sustrato como de la parte aérea.

“La técnica del injerto de hortalizas consiste en la unión de dos plantas afines en la que se aprovechan las características de la raíz de una ellas, utilizándose como pie o portainjerto, sobre la que se injerta la variedad copa, cuyo producto se desea cosechar”, explicó Analía Puerta, coordinadora del proyecto Tierra Sana e investigadora del Instituto de Floricultura del INTA.

En esa línea, señaló que “los injertos pueden hacerse de manera industrial o casera y en ambos casos pueden generar puestos de trabajo en el sector”, al tiempo que indicó que “existen materiales genéticos que pueden ser multiplicados o colectados por el productor y servirían como pie, incluso ampliando la base genética que se utilizaría en los invernaderos hortícolas y de esa manera contribuirían a la sostenibilidad de la práctica”.

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