cultura
El mito que dio nacimiento a Suiza
La leyenda de Guillermo Tell se extendió por el mundo entero, pero son poco conocidos los hechos históricos en los que se basa.
Guillermo Tell es considerado el héroe nacional de Suiza: la razón principal es que, más que un personaje de ficción, es una encarnación de los procesos e ideales de la independencia suiza. Mencionado por primera vez en el Libro Blanco de Sarnen, una colección de manuscritos que data de 1470, se convirtió en un nombre familiar gracias a la obra de Friedrich von Schiller, "Guillermo Tell". Desde entonces, su nombre pasó a ser sinónimo de valentía.
Según la tradición, fue el 1 de agosto de 1291 cuando nació la Antigua Confederación Suiza a partir de un pacto entre los tres cantones fundadores. Esta historia se entrelaza con la del héroe nacional del país: Wilhelm Tell, conocido en español como Guillermo Tell. Se trata de una figura legendaria que refleja el espíritu fundacional del país: una alianza de gente común contra el dominador extranjero.
A pesar de que el personaje en sí es una leyenda, hay algo de verdad en él puesto que es la personificación misma de la fundación de Suiza. Para entender cómo y por qué nace el personaje de Guillermo Tell, debemos prestar atención a tres aspectos: la fundación de la Antigua Confederación, el significado de la leyenda de Tell y el motivo de su creación en un momento concreto.
Hasta finales del siglo XIII, los cantones suizos formaban parte nominal de los dominios de la casa Hohenstaufen, pero se les había concedido un régimen especial llamado reichsfrei (territorios imperiales libres) por el cual tenían una independencia casi total, ya que solo respondían directamente ante el emperador del Sacro Imperio Romano y no debían lealtad a ningún soberano intermediario.
Wilhelm Tell era un habitante de Bürglen, un pueblo del cantón de Uri, famoso por su puntería con la ballesta y que vivió a principios del siglo XIV, la misma época en la que tuvo lugar el Juramento de Rütli. Vivía con su esposa e hijo en una cabaña en las montañas en las afueras del pueblo. Un día que se encontraba con su hijo en la ciudad de Altdorf rechazó inclinarse ante un sombrero colocado en un poste de la plaza mayor: este objeto simbolizaba al gobernador local y todos debían hacerle una reverencia al pasar por delante en señal de respeto.
El gobernador de los Habsburgo en la ciudad, Hermann Gessler, decidió castigarlo por lo que consideraba una muestra de rebeldía y le obligó a disparar una flecha contra una manzana, colocada a cien pasos sobre la cabeza de su propio hijo: si acertaba, él y el niño quedarían libres, pero si no daba en el blanco les condenarían a muerte. Tell hizo honor a su fama y acertó la manzana, pero Gessler se dio cuenta de que en la ballesta había una segunda flecha y le preguntó para qué era: Tell respondió que la había reservado para el gobernador en caso de que con la primera flecha hubiera herido a su hijo.
Iracundo por la respuesta, Gessler rompió su promesa y no liberó a Tell, ordenando que lo encarcelaran en un castillo. Pero durante la travesía a través del Lago de los Cuatro Cantones estalló una tormenta: Tell se liberó de sus ataduras y consiguió llevar la barca a la orilla, salvando la vida de sus captores incluido el propio Gessler, ya que quería matarlo con sus propias manos, lo cual logró poco después usando la segunda flecha que aún llevaba cargada en su ballesta.
La existencia de Wilhelm Tell no tiene ninguna base documental, pero eso no significa que sea una simple invención: y es que, como se ha dicho, Tell no es tanto un personaje cuanto una personificación de un proceso histórico, la resistencia contra los Habsburgo; no en vano la leyenda nace en ese mismo período. Lo que sí está documentado son casos de gente oponiéndose a los intentos de los gobernadores de la casa Habsburgo de controlar los cantones, y probablemente el personaje de Tell nació por ese motivo, ya que representa a un héroe con el que la gente común se puede identificar.