El origen de los primeros americanos
Un esqueleto de 12 mil años de antigüedad permitió determinar el origen de los primeros pobladores del continente. La migración se produjo a través de Beringia, una masa de tierra hoy sumergida que unía nuestro continente con Siberia
La respuesta a uno de los grandes misterios de la humanidad estaba escondida, a la espera de ser descubierta. Pero un grupo de investigadores encontró a una adolescente -a la que llamaron Naia- de hace 12 mil años, cuyo esqueleto prácticamente íntegro fue hallado en una cueva llena de agua en México.
A través de este hallazgo pudieron dilucidar una gran incógnita de la historia de la humanidad: de dónde provenían los primeros pobladores del continente americano. El ADN hallado en Naia tiene un alto grado de parentesco con los nativos contemporáneos, lo cual demuestra que la migración de pobladores a América se produjo a través del hoy sumergido pasaje que unía Siberia con Alaska.
Una hipótesis que se cae
“Hay dos teorías fundamentales acerca del poblamiento del continente. Y este hallazgo en México objeta una de ellas”, comentó a Hoy el antropólogo de la UNLP, Mariano Del Papa, quien explicó que esa teoría ahora refutada dice que “el poblamiento de América se realizó en dos oleadas: la primera, proveniente del Sudeste asiático y que originó a los paleoamericanos -actualmente extinguidos- y una segunda oleada, proveniente de Siberia que originó a todas las poblaciones americanas que conocemos en la actualidad”.
Sin embargo, el cotejo de ADN demuestra que si bien hay reminiscencias corporales en los rasgos de los restos hallados en América con otros descubiertos en el sudeste de Asia, los paloamericanos no tienen relación genética con los nativos asiáticos.
Hacia una teoría definitiva
Descartada la idea de las dos oleadas gracias el descubrimiento de Naia, sólo queda una teoría que explique cómo los primeros pobladores arribaron a América. “Durante el último período glacial, poblaciones provenientes de Siberia se asentaron sobre un territorio que se encontraba por encima del nivel del mar, que se conoció como Beringia, que hoy está sumergida”, ilustró Del Papa.
Y ahí, en ese sitio hoy hundido, están los orígenes de los nativos americanos. “Allí, estas poblaciones vivieron varios milenios, lo que permitió su diferenciación genética de otros asiáticos. Una vez que se produjo el final de la era glacial –hace más de 18 mil años- comenzron a colonizar el continente americano hasta Tierra del Fuego”, ilustró el especialista acerca de la hipótesis que se va ganando lugar gracias a los hallazgos de Naia y Anzick, otro ejemplar de hace 12.700 años descubierto en Montana, Estados Unidos.
De todas maneras, la ciencia deberá seguir indagando para dar un veredicto definitivo. Por suerte elementos no le faltan, ya que además de los restos de Naia se han descubierto muchos otros en un gran estado de conservación, lo cual permitirá que se siga avanzando con las pruebas. Mientras tanto, los americanos empezamos a tener más certeza que nuestro origen estuvo en la helada Siberia, y pruebas no nos faltan.
La huella de la Vía Láctea
El mega telescopio Planck tomó una imagen única de la Vía Láctea. El observatorio de la Agencia Europea del Espacio (ESA), captó la luz polarizada de las nubes de gas y polvo de la galaxia, lo cual permite observar su huella magnética.
Las imágenes, sirven para estudiar la estructura del campo magnético galáctico y comprender mejor los procesos de formación de las estrellas. Además, ayudarán a extender y validar el reciente descubrimiento de la huella de ondas gravitacionales del inicio del universo, realizado gracias, precisamente, al análisis de la polarización de la luz. “Ese polvo contiene la materia de la que están hechos los planetas como la Tierra y del que se formó la vida, así que, analizando el polvo, Planck nos ayuda a comprender la compleja historia de la galaxia, así como de la vida en ella”, reflexionó Peter Martin, científico del Instituto Canadiense de Astrofísica Teórica.