Gustavo Cerati, el adiós del que nunca se fue

Entre Soda Stereo y su carrera solista se presenta una trayectoria artística que resulta muy difícil de abarcar. No obstante, existe una canción en la que están cifrados su resplandor y su destino.

Yo hago canciones, no hago poesía; pero de ahí saco situaciones que me motivan”, dijo alguna vez Gustavo Cerati. Los que lo vieron trabajar sabían que, como sucede con los pintores, esperaba a que la luz y la perspectiva lo ayudaran a acomodar las palabras en una melodía muchas veces imaginada con anterioridad.

Cerati nació el 11 de agosto de 1959 en el barrio porteño de Barracas. Los primeros discos de vinilo que tuvo se los trajo de Estados Unidos su padre, un ejecutivo de la petrolera Esso. Con un palo de escoba, que luego sería reemplazado por una guitarra de juguete, animaba las fiestas familiares. A los 12 años formó su primera banda, Koala. El arco de su vida artística comienza su trazado en los inicios de la democracia. En 1983, junto a Charly Alberti y Zeta Bossio debutaron como Soda Stereo, en Música total, un programa que se emitía en Canal 9.

Soda Stereo reivindicaba una nueva pose y un nuevo look, que en 1984 se plasmaría en su primer disco, caracterizado por ellos como “liviano y divertido”. Fue la primera banda en nuestro idioma en tener éxito masivo en toda Latinoamérica. Para dar una medida de su popularidad basta recordar que, en su gira Me verás volver de 2007, colmaron seis veces el estadio Monumental de River.

En 1997, por el nivel de conflicto existente en el grupo, la banda se había disuelto, emprendiendo Gustavo Cerati el riesgo de una carrera solista llena de incógnitas. Con dotes de orfebre (minuciosidad, elegancia), su nueva etapa significó una inmersión total en un universo en el que todo estaba por explorar. A propósito de esta sensibilidad creativa, el periodista Mariano del Mazo señaló: “Una de las características de su obra es el péndulo estético entre la experimentación y la canción de matriz beatle, la tradición y la vanguardia. Esa obra puede tener trabajos que gusten más o menos, pero no conoce la decadencia: Signos o Dynamo con Soda, Amor amarillo o Bocanada como solista... Los registros son múltiples y su audacia a veces no midió consecuencias. O las medía y no le importaban; algunos discos directamente daban las espaldas al público y parecían ejercicios de estilo dirigidos a otros músicos”.

Adiós es una canción que fue lanzada en 2006 como tercer sencillo del cuarto álbum de estudio de Gustavo Cerati, Ahí vamos, que incluyó otros hits como Crimen y Me quedo aquí, y fue escrita en colaboración con su hijo Benito. En ese momento, su hijo acababa de cumplir 13 años. Benito siempre supo que su profesión iba a ser la música, empezó a grabarse con cinco años, imitando al padre. Gustavo lo dejaba hacer, sabía que el único camino que de veras vale es el que se abre uno mismo a golpes de constancia e inspiración. Dijo Benito: “No me enseñó muchas cosas. Sentía que era mejor que me enseñara alguien que supiera enseñar. Y yo no le preguntaba: lo miraba hacer cosas y después abría la compu y hacía lo mismo, grabar encima de samplers”. En el momento en que su padre lo empezó a incentivar para involucrarse en sus sesiones, como modo de acercamiento entre ellos, nació una de las canciones más bellas de Cerati.

Un éxito arrasador

En Adiós retumban proféticas (y heridas de poesía) frases como “ecos que no volverán” y “del mismo dolor vendrá un nuevo amanecer”.

El propio Cerati reconoció que, aunque pareciera un tema muy simple y fuese de las primeras canciones redondas del disco, se trataba de uno de los temas más profundos que había escrito. “Es descarnado. Tiene una belleza emocional especialísima”, confesó. Es una de esas canciones que quedaron ardiendo en la memoria de sus seguidores.

El tema fue un éxito arrasador. Se llevó todos los premios importantes, incluyendo el Grammy Latino, un MTV Music Award y el Carlos Gardel. Aún con su triste letra a cuestas, Adiós no paraba de sonar en la radio. Con las 13 canciones de Ahí vamos, al que muchos consideran su mejor disco solista, salió de gira por todo el continente; hasta tocó por primera vez en Londres, culminando con un concierto multitudinario ante más de 100 mil personas en Figueroa Alcorta y Pampa.

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