PLATENSE "POR ADOPCIÓN"

Historias de argentinos varados que La Plata adoptó

Son salteños, cordobeses o misioneros que llegaron en el verano a la ciudad y aún no pueden regresar a sus localidades. Algunos se han reinventado, como los integrantes de un circo que se instaló en Los Hornos, quienes ahora salen a vender pochoclos y garrapiñadas a los vecinos.

El año 2020 quedará marcado por la pandemia, a partir de la cual los proyectos de miles de argentinos para el arranque de la tercera década del siglo XXI se vieron interrumpidos.
Nélida María Segundo es de Tartagal, Salta. Llegó a La Plata en febrero a visitar a unos familiares en Etcheverry, en donde trabajan la tierra y se dedican al cultivo. Hace cuatro meses que está esperando para volver.

“Acá a La Plata me vine de vacaciones a visitar a unos familiares; luego me tenía que volver y no pude partir. Tengo mi familia en Tartagal, y acá me quedé varada”, contó esta mujer argentina, que tiene a cuatro hijas al resguardo de la más grande (una joven de 20 años) en Salta.

Nélida pide ayuda para volver a su provincia. Un taxi o remís le costaría 15.000 pesos, y los colectivos de larga distancia no están saliendo desde la región capital de la Provincia, porque siguen interrumpidas las frecuencias de recorridos extensos.
“Yo podría pagar un pasaje que sale 5.000 pesos más o menos, pero el tema es que no hay. Desde Buenos Aires sale 15.000 pesos por persona el viaje en auto. Yo tenía para pasaje de colectivo nada más, $5.000 y algo”, expresó.

Esta mujer salteña apela a quienes puedan ayudarla a juntar los 15.000 pesos para poder trasladarse, y puso a disposición su teléfono, que es el 03873 15333134.

Ella es una de las platenses “por adopción” que se quedó varada en nuestra ciudad y hace cuatro meses que no puede ver a sus hijas.


Distinta es la situación de la familia López, que brindaba funciones de circo en las vacaciones, en un terreno de calle 155 y 63 de Los Hornos. Allí se había instalado el Palace de Mónaco en el verano, para darle alegría a los más chicos. Pero ahora debe reinventarse.

Al igual que ocurre con otro circo que está en la zona de Villa Alba, allí viven doce personas en tráilers y casas rodantes, y tienen todo listo para marcharse a otra ciudad cuando se levante el aislamiento.

Marcelo López, el padre de la numerosa familia, aseguró: “En todos estos meses nos ganamos la vida vendiendo garrapiñadas y pochoclos que solemos hacer para las funciones del circo. Ahora salimos a vender por el barrio y los vecinos nos conocen y nos compran para ayudarnos a pasar este momento”. Para concluir, este hombre cordobés aseguró que seguirán la gira por el interior del país una vez que se lo permitan.

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