CULTURA
La consagración de Robert de Niro
Taxi driver es la película que consagró a quien hoy es considerado uno de los mayores actores de todos los tiempos, y cuya historia tiene muchos datos poco conocidos.
Un veterano dado de baja en Vietnam se hace taxista en la Nueva York de los años ’70 . No lo hace solo como indispensable recurso para sobrevivir, sino también para vencer a su pertinaz insomnio. La violencia que se ha ido macerando en su interior se potencia con la energía destructiva que se respira en el ambiente en el que vive. Esa es la historia que le propusieron contar Paul Schrader, un guionista cuya primera historia filmada fue Yakuza, estrenada en 1975 por el director Sydney Pollack. Quien le propuso a Schareder contar esa violenta historia con un alucinado excombatiente al volante, fue Martin Scorsese, cuya idea realizada cinematográficamente sería premiada con la Palma de Oro, en el Festival de Cannes, en 1976.
Scorsese fue a ver a Schareder con el proyecto en 1972. Mientras el escritor trabajaba en el desarrollo de la historia, Scorsese causó revuelo con Calles salvajes, película cuyo actor principal, Robert de Niro, se alzaría con el Oscar por su participación en la segunda parte de El padrino. El presupuesto que tenía previsto Scorsese para Taxi driver era de un millón y medio de dólares; suma considerada aceptable por los productores de la Columbia.
Una de las primeras imágenes de Taxi Driver es un plano de los ojos de Travis Bickle –el personaje encarnado por De Niro-, un veterano de la guerra de Vietnam, que a los 26 años consiguió empleo de taxista. Todas las noches se interna por las turbulentas calles de Nueva York, como viviendo ese sueño pesadillesco que no puede conciliar en la almohada. La descripción de lo que ve es tan oscuro como su ánimo, dice en off: “Todos los animales salen por la noche: las reinas, las hadas, los cocainómanos, los heroinómanos; un día va a caer una verdadera lluvia y va a lavar toda la basura de las calles”. En esos andares por las cornisas de la noche, se encuentra con personajes curiosos como Iris, una prostituta adolescente (Jodie Foster, con solo 12 años) y su cafishio (Harvey Keitel).
Travis Bickle ya no está en la guerra pero el campo de batalla se ha trasladado a su interior. Siente que hay mucho por combatir para quitar de la ciudad la podredumbre que vuelve pestilente sus calles, se siente obligado moralmente a participar de esa limpieza, cargándose a proxenetas, vendedoras de droga y candidatos políticas previsiblemente corruptos. Paul Schrader dijo que mojó el pincel de su inspiración en la denuncia política, lo suyo era menos ambiciosa, más personal: “Lo que yo pretendía hacer era una película sobre un personaje solitario, y de alguna manera, en ese momento ese personaje era yo”. Schrader tenía por entonces 26 años, se había quedado sin trabajo y acababa de divorciarse. Algunas noches dormía en su auto, otras, en la de algún amigo hospitalario. Cuando una úlcera lo obligó a internarse se le ocurrió la historia que le había pedido Scorsese. La escribió de un tirón, en quince días.
Antes de sentarse a escribir el guión de Taxi Driver, Paul Schrader leyó con detenimiento La náusea, la novela de Jean Paul Sartre. Tiempo después reconoció: “Si hay un modelo para Taxi Driver debe ser ese”.
Como todo perdedor, el personaje de la película apunta su odio contra aquellos que están por debajo de él, no contra los que están arriba. Martin Scorsese asumió enseguida el carácter de radiografía de una época que tenía la película. Un mes después del estreno de la película, dijo en una entrevista: “Ya no es posible hacer películas en las que el país parezca tener
sentido. Después de Vietnam, después del Watergate; ya no es una cosa temporal. Es algo permanente que el país está atravesando. Todas esas cosas que creíamos sagradas, todo el imperio Time-Life, ¡wuuush!, ya no existen más”.
La violencia es un componente que hace al cine de Martin Scorsese, pero para que la película no fuera censurada decidió bajarle el tono sangriento a algunas secuencias, como la del tiroteo final. Lo que no impidió que la película sea una obra que muestra con gran eficacia y talento de qué manera la violencia es esencial al mundo que supimos construir.