Los Hornos: historias de vida detrás de la toma

Marginalidad, años de desidia estatal y una lucha diaria por salir adelante. Diario Hoy habló con algunos de los protagonistas de la ocupación de terrenos, para quienes la necesidad y la falta de oportunidades son moneda corriente

El ingreso de familias al predio que abarca varias manzanas en Los Hornos, desde las calles 152 a 149 y de 84 a 80, tuvo lugar hace casi seis meses. Desde ese momento el barrio fue creciendo.

Según un conteo que realizaron los propios vecinos, se calcula que son alrededor de 400 personas, pero no todas aún viven allí.
Daniel, quien ahora está en 151 y 84, trabaja en gastronomía y desde que comenzó la cuarentena perdió el empleo. “Estaba en negro, pasó lo de la pandemia, pero el alquiler me seguía corriendo”, le contó a diario Hoy. “Hay gente en el predio que la está sufriendo. El domingo conectamos la luz, compramos cables entre todos los vecinos”.

Las historias de necesidad y sufrimiento abundan, como el caso de “Emi”, una joven que estaba embarazada y que el lunes se debió internar por la pérdida de un bebé de cinco meses. “Es una chica que pasó frío, inundaciones, entre todos juntamos plata para el marido, para darle una mano”, relató Daniel.

La solidaridad entre quienes permanecen allí es algo cotidiano, todos pasan las mismas necesidades y todos saben sobre la falta de oportunidades. “Hay necesidades como tener agua y luz. Las redes sociales hablan montones de cosas que no son realmente, todos los días estoy luchando”, dijo el joven, que es uno de los referentes del lugar.

Además, aclaró que no siempre todo lo publicado en los medios es verdad, como lo que sucedió el domingo cuando “decían que nos habíamos subido arriba de un patrullero. Nos habíamos subido para hacerle contrapeso para que pueda salir. No hubo tensión con gendarmería como dijeron”.

Victoria es otra de las vecinas que ocupó una porción de tierra para construir su vivienda. Permanece junto a su hijo de 13 y un nieto de nueve, cuyo padre falleció hace algunos años. “Hace cinco meses que estamos luchándola, pasamos calor, frío, tormentas, inundaciones. No queremos todo de arriba”, le afirmó a diario Hoy.

La mujer recordó que pasaron meses muy duros, donde sufrieron agresiones y desalojos no autorizados. “Somos gente pobre que no tenemos lo suficiente, sino no estaríamos pasando todo esto”. “Viki”, como la conocen sus vecinos, trabajaba cuidando a una señora mayor, pero desde marzo está desempleada. “No cobro ningún plan, no cobré el IFE, hay mujeres embarazas, bebés, solo queremos que digan la verdad”, sostuvo.

“Lo principal para nosotros en este momento es la luz, no pedimos muebles, ni que nos den de comer, la estamos luchando para tener cada uno lo nuestro. Somos todos muy unidos, nos ayudamos entre todos”, concluyó.

Andrea, de 27 años, vive con su pareja y con dos hijos, uno de seis y una nena de dos, que nació con una malformación de manos. “A través de la toma, después de mucho tiempo, pudimos conseguir un terreno. Tuvimos un terreno, pero cuando estaba embarazada de la nena nos sacaron”.

La mujer contó que cuando su hija tenía meses, se acercó al Ministerio de Desarrollo Social para ver si la podían ayudar, pero no obtuvo respuestas. “Me dijeron que mi nena no tenía riesgo, que no necesitaba, me pareció una falta de respeto”.

Las historias de vida son infinitas y se cruzan en el punto de las necesidades, donde todos, a pesar del esfuerzo, sueñan por un futuro mucho mejor para sus hijos.

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