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Los roedores reaccionan a la música de Queen

“Las ratas poseen una sincronización innata al ritmo sin una exposición previa”, dice el estudio.

Según un estudio publicado en la revista científica Science Advances, la música tiene un efecto similar en el cerebro de los roedores que en el de los humanos. El estudio ha conseguido registrar cómo las ratas sincronizan sus neuronas a un ritmo de entre 120-140 pulsaciones por minuto, algo común en las personas al escuchar canciones. Los científicos concluyeron con este descubrimiento que la posibilidad de reaccionar al sonido de una forma innata está extendida en el reino animal y no pertenece solo a la especie humana. Aunque esa posibilidad inherente de detectar estímulos sonoros y sincronizarse a su ritmo no equivale a la capacidad de crear melodías.

“Las ratas poseen una sincronización innata al ritmo sin una exposición previa, una especie de adaptación a corto plazo”, dijo el ingeniero Hirozaku Takahashi, de la Unibersidad de Tokio. “Esto es relevante porque no se sabía que existiera en otros animales, salvo cuando se los entrenaba o exponía previamente a un entorno musical”, agregó. La pieza elegida inicialmente para medir la sincronía musical en los animales fue la Sonata para dos pianos de Mozart, en cuatro tempos diferentes. Durante esta sesión, además de Mozart, también sonaron Queen, Lady Gaga y Michael Jackson.

Para testear esta hipótesis sobre el ritmo cerebral en ratas, los científicos montaron dos experimentos paralelos. En uno, observaban cómo la transmisión del sonido quedaba registrada a través de la resonancia magnética con las ratas sedadas; mientras que en el otro medían cientos de neuronas reaccionando a los estímulos sonoros simultáneamente gracias a un injerto intracraneal. A continuación, les ponían intervalos de 60 segundos de la canción a diferentes velocidades. En ambos experimentos se observó lo mismo: estos animales respondían al estímulo externo de la música de forma automática y a posteriori. “Las ratas no tienen la capacidad de predecir la canción”, concluyeron Takahashi y su equipo. Los roedores, por tanto, carecen del sentido del ritmo como lo entendemos para los humanos.

Las ratas del centro de Takahashi, sin embargo, reaccionan a las ráfagas de sonido con un balanceo instintivo en la cabeza, aunque no muy evidente. “Pensamos que su postura a cuatro patas dificultaba los movimientos sincrónicos de la cabeza”, explicó el investigador líder del proyecto. Por este motivo, con el objetivo de descartar si eso era ritmo o un simple espasmo, los científicos decidieron motivar a los roedores del experimento a ponerse sobre dos patas con un gotero en el techo de la jaula. Así potenciaron el mecanismo de recompensa asociado al sonido para que movieran su cabeza con soltura.

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