Migraña: una enfermedad silenciosa y subestimada

Con el objetivo de concientizar sobre una de las enfermedades más incapacitantes y prevalentes en la población, hoy se conmemora la Jornada Internacional de Acción contra la Migraña.

Hoy se conmemora el Día Internacional de Acción contra la Migraña con el objetivo de concientizar sobre una de las enfermedades más incapacitantes y prevalentes en la población.

“La migraña es una enfermedad neurológica que se caracteriza por la presencia de síntomas dolorosos y no dolorosos. Dentro de los primeros, se destaca la cefalea incapacitante, que es un dolor de cabeza de carácter pulsátil, de intensidad moderada a severa, que se localiza, generalmente, en la mitad de la cabeza (hemicráneo) y puede durar de 4 a 72 horas, si no se trata adecuadamente”, explicó a diario Hoy la médica Silvina Mariel Miranda, miembro del grupo de Cefaleas de la Sociedad Neurológica Argentina (SNA).

A pesar de ser invisible, esta afección incide negativamente en la vida cotidiana de quienes la padecen. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la categorizó como la sexta enfermedad más incapacitante a nivel global y la segunda causa de discapacidad, desde el punto de vista neurológico.

“La migraña (…) demanda el reconocimiento y la comprensión de toda la sociedad. Distintos estudios epidemiológicos han documentado su alta prevalencia y enorme impacto socioeconómico, siendo responsable de ausentismo y pérdida de productividad laboral, ya que afecta con mayor frecuencia a personas de entre 15 y 50 años”, afirmó la especialista de la SNA.

Además, Miranda agregó: “Es habitual que empleadores, familiares e incluso médicos se refieran a esta patología como un simple dolor de cabeza, pero es mucho más, debido a que se acompaña de un cortejo sintomático que condiciona la calidad de vida de quienes la sufren”.

La migraña afecta predominantemente al género femenino, en una relación de tres mujeres por cada hombre. A la vez, se observa mayormente en la etapa más fértil y productiva, entre los 25 y 45 años.

“En mi caso, reconozco algunos detonantes que me provocan una crisis migrañosa, como, por ejemplo, los perfumes, el chocolate, los edulcorantes, las bebidas alcohólicas y el exceso de claridad. Hay actividades que trato de evitar, porque sé que me desencadenarán un dolor insoportable. Llegué a tener veinte episodios severos en menos de un mes y me obligaba a cumplir con las exigencias sociales y laborales, porque todavía mucha gente descree”, contó a este multimedio María, de 34 años.

El especialista jerarquizado en Neurología, Jorge Alberto Giglio, también miembro del grupo de Cefaleas de la SNA y de la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS), pidió acompañamiento y comprensión a las familias y allegados de quienes portan la patología, y expresó: “No están fingiendo. Las personas con migraña tienen una enfermedad crónica, biológica, que afecta al cerebro y que se expresa por crisis de dolor severo de cabeza. Incluso, son más proclives a sufrir trastornos de ansiedad y depresión”.

“Los pacientes se encuentran, a menudo, en una encrucijada entre luchar para salir de la situación tan de-sesperante con la que conviven y ser respetados por el entorno, ya que, además del sufrimiento, soportan el constante cuestionamiento e incredulidad de quienes los rodean. Ellos mismos sienten que son una carga para los demás, porque en general deben aislarse, cancelar planes y actividades o pedir favores”, informó Miranda.

Sobre el futuro, Giglio aclaró a diario Hoy que “es fenomenal el trabajo de investigación que se desarrolló en el campo de los dolores de cabeza, en general, y de migraña, en particular”. “Se realizaron estudios de neuroimágenes (resonancia magnética funcional), electrofisiológicos, bioquímicos y farmacológicos, y se detectaron las moléculas responsables del dolor, las vías por donde se conduce, es decir, los centros cerebrales responsables. Y con ello, se encaran terapias mucho más personalizadas, tanto preventivas como para el ataque en sí”, detalló.

En última instancia, ambos especialistas en neurología coincidieron en la importancia de visibilizar la enfermedad y, en este sentido, comentaron que llevan tiempo dando charlas abiertas a la comunidad.

“Si el dolor de cabeza es un problema en la vida de una persona, sugerimos consultar a un profesional y evitar la automedicación. Podemos encontrar la manera de ayudarla a recuperar el tiempo perdido y a mejorar su calidad de vida”, acordaron Giglio y Miranda.

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