Recomendaciones para evitar golpes de calor

Con la llegada de las altas temperaturas es necesario tener ciertos recaudos para no sufrir efectos negativos en la salud.

Las altas temperaturas y el calor agobiante ya son una realidad en el territorio nacional. La llegada del verano ya se siente en la región y es por esto que es importante mantener una serie de cuidados para evitar sufrir golpes de calor. Como primera medida, los expertos recomiendan tomar abundante cantidad de agua, en lo posible fría. Los jugos de fruta natural también aparecen como una buena alternativa. De esta manera, el mantenerse hidratado se vuelve vital para el normal funcionamiento del organismo. A su vez, es importante remarcar que no se recomienda consumir alcohol, o tomar bebidas con cafeína o con alto contenido en azúcar, como las gaseosas.

En lo que refiere a la alimentación, es preferible ingerir comidas frescas y livianas antes que las pesadas y abundantes, y consumir frutas y verduras. Por otra parte, se debe evitar la exposición directa al Sol entre las 10 y las 16, y en caso de no poder evitar el salir a la calle, quedarse preferentemente a la sombra, cubriéndose la cabeza con un gorro, poniéndose factores altos de protección solar, y con una botella de agua siempre al alcance. Lo ideal, explican los especialistas, es permanecer en espacios ventilados y frescos. En cuanto a la vestimenta, se recomienda usar ropa holgada, clara, liviana y de algodón. Siguiendo con las recomendaciones brindadas, aparece la reducción de la actividad física, sobre todo en los horarios de mayor calor y en aquellos espacios sin ventilación.

Las personas que más pueden verse afectadas por los golpes de calor son aquellas avanzadas de edad, niños pequeños y quienes cuentan con alguna enfermedad crónica o con sobrepeso. En torno a los más chicos, es necesario bañarlos y mojarles el cuerpo con frecuencia, evitando su exposición al Sol. Vale recordar, que en un golpe de calor propiamente dicho, los síntomas son temperatura del cuerpo en 39°C/40°C o mayor; piel roja caliente y seca; respiración y frecuencia cardiaca acelerada; dolor palpitante de cabeza; alteración del estado mental y del comportamiento, como vértigos, mareos desorientación, delirios, confusión o pérdida de conocimiento; y convulsiones.

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