Un mundo del dulce de leche

Luciana López y Federico Filip crearon una marca de dulce de leche que llegó a Europa. Abrieron el primer local temático del mundo y, aunque por la pandemia tuvieron que cerrar sus puertas, siguen fabricando.

Hoy se celebra la jornada internacional del dulce de leche, también conocido como manjar o arequipe. Existen diversas historias sobre el origen de este producto.

A diferencia de lo que indica la creencia popular argentina, hay varios países donde se produce que también se atribuyen su invención, pero ninguno ostenta la denominación de origen.
Al fin de cuentas, su fabricación siempre está y tal es el caso de dos bonaerenses que decidieron instalarse en la ciudad de Tandil para armar su propio local relacionado al dulce de leche.
En contacto con el diario Hoy, desde la ciudad serrana, Luciana nos cuenta cómo decidieron comenzar con este proyecto.
“La idea original arrancó con Federico.

Nosotros somos de Buenos Aires, nos vinimos a vivir a Tandil en el 2010. Y en el 2013 inauguramos El mundo del dulce de leche.

En marzo de 2013 abrimos el primer local temático del mundo dedicado al dulce de leche, donde vendíamos la marca, desde Salta hasta el Bolsón.

Podías encontrar más de 60 variedades de dulces de leche, con leche de cabra, de oveja, y todo sin tacc. Después teníamos una línea de saborizados, por ejemplo con ron, chocolate, coco, wiski y almendras. Todo en una variedad enorme. Además, teníamos una tienda de regalos relacionada a la vaca y el dulce de leche, donde había tazas, llaveros, remeras, calcos. Todo con la marca”, explicó en contacto con este diario.

―¿Por qué decidieron cerrar el local?
―El local estuvo hasta junio de este año. El negocio tenía dos patas: una era el local comercial y la otra era la fabricación de productos. Como el local está dedicado al turismo el noventa y cinco por ciento, y dada la situación, dijimos: ‘Vamos a ponerle una pausa y dedicarnos a lo que es la fábrica cien por ciento. Y a distribuir nuestros productos con nuestra marca a todo el país’. Con el tema de la pandemia hubo dos cuestiones: una es que nosotros ya queríamos cerrar antes, con la posibilidad de que más adelante pudiéramos volver a abrir, aunque todavía no sabemos. Pero la verdad es que, como en su mayoría el público es de turismo, no había una fecha cierta de retorno, todavía no la hay. Teníamos ganas de ponerle una pausa a eso porque fueron siete años muy dedicados, porque cerramos solo dos veces al año.

―¿Cómo es eso de que su marca está disponible en Europa?
―En el 2014 la marca viaja a Europa y se comienza a fabricar en Barcelona. La marca Yo amo al dulce de leche, con un representante allá, también está disponible en Madrid y Valencia. En 2016 sacamos nuestra marca de productos acá en Argentina. Lo que estamos haciendo actualmente es que vendemos dulces de leche clásicos, reposteros; y los saborizados con ron, chocolate y coco, que son sin tacc. Y después tenemos una línea de licores. Eso es lo que hacemos ahora. Y se está abriendo un canal en Italia también para vender ahí. En Barcelona quien los comercializa es uno de nuestros mejores amigos, que está allá hace diecisiete años. Surgió la posibilidad, porque se había quedado sin trabajo, y le dijimos por qué no probaba de hacerlo allá.

―¿Los europeos consumen normalmente el dulce de leche?
―Al principio es como que le tienen un poco de rechazo, pero es hasta que lo prueban. Entra por la pastelería; hay un montón de lugares de pastelería argentina. Una vez que lo prueban ya se animan a tener un frasco de dulce de leche en su casa.

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