Usar el humor como un puente

La dibujante Laura Cuilci dialogó con Hoy sobre su trabajo y marcó la importancia del chiste para comunicar.

Una tarde de 2014 Laura Cuilci rescató la tableta gráfica que tenía arrumbada en el fondo de un placard. Casi la había olvidado porque, si bien siempre dibujó, prefería los papeles y las pinturas. Pasó poco tiempo para que se fascinara con el artefacto y nunca más volvió a abandonarlo. “Desde ese momento hago arte digital”, contó a Hoy.

“Dibujo como hobbie. Empecé a subir dibujos a Instagram (@lauracuilci) y después me hice una cuenta en Facebook. Me encanta hacerlo de manera amateur. Dibujar me da mucha felicidad”, relató Cuilci, que dejó su Pehuajó natal para estudiar plástica en La Plata y se quedó en la ciudad para siempre.

Los trabajos de la artista están protagonizados mayormente por mujeres con cuerpos no hegemónicos. “Esto es algo que me propongo mostrar. Incluso antes, cuando trabajaba con acrílico, también pintaba muchas mujeres gordas con la intención de mostrar la belleza de la gordura. Siempre fue un tema que me interesó, quizás porque yo soy gordita, a veces más y a veces menos. Y me interesan también las cuestiones de género. Es algo que tenemos que saber, aprender y conocer como sociedad para avanzar”, explicó.

Cuilci, que trabajó muchos años en diseño de libros y revistas en Capital Federal y en La Plata, opinó que “el humor hace posible comunicar algunas cuestiones difíciles, las suaviza. El humor es eso, una herramienta para comunicar. Encuentro la forma de decir lo que pienso tratando de molestar lo menos posible, pero sin dejar de decir”. Asimismo, señaló: “El humor ayuda mucho a aliviar cualquier tipo de carga”.

La página en blanco

Como todo artista, enfrentar la página en blanco muchas veces es un desafío. “Nunca se sabe bien de dónde salen las ideas. En general me siento y empiezo a dibujar. No soy muy estructurada, a veces lo que voy dibujando me dispara una idea y trato de darle forma. Casi siempre dibujo primero, después aparece el texto. Creo en lo que decía Picasso, que la inspiración te encuentra trabajando. A veces también, replico situaciones cómicas con amigos, o algo que viví en el supermercado, en la verdulería. Inconscientemente la cabeza siempre está en la búsqueda”, contó Cuilci.

Su trabajo, reveló la artista, muchas veces queda perdido en la computadora porque guarda bocetos y dibujos con nombres que después no recuerda. Sin embargo, viene cumpliendo el propósito de producir un dibujo al día “un poco para probarme a mí misma que puedo hacerlo, como si tuviera que publicar una viñeta diaria en un periódico”.

“Al principio, cuando publicaba un chiste y no le iba muy bien me inquietaba mucho. Pensaba: no me entienden, no sé transmitir, no sé comunicar. Pero esto es entrenamiento, para eso sirve publicar todos los días. Me fui dando cuenta de que a veces es error de uno, otras veces no se entendió, o no era el día para ese chiste, o le erré con el texto o era un día nublado. Ya no me hago tanto problema. Ahora, si subo tres chistes seguidos y a los tres les va mal, me enloquezco. Por esto he dejado de publicar durante una semana. ¿Y ahora qué hago?, me pregunto. Lo mismo cuando me va muy bien: ¿y ahora qué hago?, me digo”.

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