Reconocida profesora de Química jubilada de La Loma festejó sus 100 años de vida

Se trata de Margot, quien vive en 34 entre 20 y 21 y ayer celebró u n siglo de vida junto a sus afectos.

Un pasacalles y tres globos colgados de la reja de la ventana en el frente de la casa de la calle 34 del barrio La Loma ilustraban un inicio de semana muy especial.

Margot, una reconocida profesora de química que trabajó en el Normal 1 y en el Liceo, cumplió 100 años. Y todo el barrio se lo hizo notar.

Entre tortas, saludos y un cotillón distintivo que formaba el número cien y se dejaba ver desde la calle, esta histórica jubilada resaltó la necesidad de siempre mantenerse en actividad y hacer el bien”.

Sorprendida por la visita de la Red 92 en el lugar, Margot reconoció que llegó a esta edad “trabajando toda la vida. Siempre hay que hacer cosas para no quedarse”, explicó la mujer, quien se mostró muy saludable, con apenas una pequeña disminución auditiva, pero muy ágil para movilizarse con aventurada independencia.

“¡Son los primeros y los últimos cien años que festejo ehh…!”, comentó irónicamente la profesora de química, nació el 14 de julio de 1925 en la ciudad de Tandil, pero que a los tres años se vino a vivir a La Plata.

“En los primeros años viví en 3 entre 60 y 61. Pero desde los años ’90 vine a vivir a calle 34. Vinimos con mis padres para que mis hermanos pudieran estudiar en esta ciudad”, explicó la vecina que es muy querida.

“Llegué a esta edad trabajando siempre de todo. Siempre fui profesora de Química del Normal 1 y del Liceo. También trabajé en una escuela de Ensenada y una vez que me jubilé me dediqué a cuidar a los nietos”, confesó en contacto con el diario Hoy, que se hizo presente en la zona.

“Hay que hacer cosas buenas en la vida”, no se cansó de repetir en la visita que este medio realizó en el domicilio de la calle 34 entre 20 y 21.

De esta manera, la profesora jubilada pasó a engrosar la lista de varios platenses que ya han superado los cien años de vida y que siguen compartiendo momentos, anécdotas y espacios demostrando que nunca es tarde para disfrutar y brindar la experiencia cosechada ni más, ni menos que en todo un siglo.

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