Volvieron las auroras polares a la Antártida Argentina

El espectacular fenómeno luminoso lo registró el personal de la base antártica argentina Belgrano II.

Personal de la base antártica argentina llamada Belgrano II pudo registrar la formación de auroras polares el jueves de esta semana. Las fotografías las publicó Elias Flinck, uno de los integrantes de la delegación, y luego las compartió el Servicio Meteorológico Nacional. Se trata de un fenómeno único que se produce por una reacción química en forma de luminiscencia cuando las partículas del viento solar alcanzan los polos y se encuentran con los átomos en la atmósfera.

Las auroras polares son una explosión de luz de colores fascinantes que pueden ir del verde al rojo o el azul. Estos tonos vibrantes son el resultado de las reacciones con los diferentes tipos de gases presentes en la atmósfera y de la altitud a la que ocurren las colisiones. Solo se producen en los polos cuando se reúnen una serie de condiciones y toman su nombre de acuerdo a dónde suceden: australes (las del Polo Sur) o boreales (las del Polo Norte). Las últimas investigaciones científicas, además, revelaron que las auroras producen un sonido eléctrico, pero que no llega a percibirse en la tierra por la altura en que se producen.

Esta vez la delegación argentina que está en la base Belgrano II fue testigo de una nueva aurora austral y, rápidamente, las autoridades climáticas del país se hicieron eco del acontecimiento. “Un auténtico espectáculo”, celebraron desde el Servicio Meteorológico Nacional luego de explicar de qué se trataban esas luces coloridas que serpentearon por el cielo nocturno.

La base Belgrano II

Lo malo de presenciar esta belleza única es soportar las condiciones climáticas de la Antártida. Ayer, por ejemplo, hicieron más de 20 grados bajo cero. Es que la base Belgrano II es la más austral de las 13 que tiene Argentina en el continente blanco. Queda a unos 1.300 kilómetros del Polo Sur y a casi 5.000 de La Plata sobre un pico montañoso rodeado de hielo en una costa llamada Confín.

Fue fundada en 1979 para reemplazar a su antecesora, la Belgrano I, y desde ahí partieron las dos expediciones argentinas que llegaron al Polo Sur. Esta región tiene cuatro meses de noche polar seguidos por cuatro meses de día. Los vientos pueden llegar a soplar a 200 kilómetros por hora y las temperaturas pueden alcanzar los 54 grados bajo cero.

La dotación de la Belgrano II está sometida estas condiciones inhóspitas y en un lugar casi inaccesible. Se trata de una decena de personas pertenecientes a la Armada Argentina, la Fuerza Aérea, la Dirección Nacional del Antártico y al Servicio Meteorológico Nacional que, a pesar de todo, desempeñan tareas principalmente científicas.

Justamente, las auroras polares constituyen uno de los objetos de estudio de la base antártica. Actualmente, también trabajan sobre la capa de ozono, el anhídrido carbónico y rayos ultravioletas (en convenio con Italia), variaciones del campo magnético, el comportamiento de la ionosfera, los ruidos cósmicos y los silbidos atmosféricos.

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