Bares y restaurantes sin control: una actitud negligente que el municipio prefiere ignorar

El intendente elige no controlar el accionar de vecinos y comerciantes que ignoran el decreto de Nación que extendió el ASPO hasta el 11 de octubre.

Vecinos, comerciantes y, sobre todo, autoridades de la capital provincial parecen no tomar conciencia de la situación de pandemia en la que está sumida la sociedad, no solo en La Plata, Buenos Aires o la Argentina, sino a nivel mundial.
La falta de control, que se ha venido denunciando desde este diario, es cada vez más evidente y remite a una situación que va descarrilándose y que podría llevar a una tragedia mayor. Ya la ciudad cuenta con 290 muertes por coronavirus y las autoridades locales parecen no notarlo.

Desde este multimedio destacamos ayer las palabras de la periodista canadiense Naomi Klein, quien señaló acertadamente: “Cada vez que la normalidad vuelve, gana el virus; eso es lo que estamos viendo”. En ese sentido son las acciones que se toman tanto desde Balcarce 50, como desde calle 6, pero esa no parece ser la mirada que tienen desde el municipio, pese al descontrol en bares y restaurantes del centro platense, que recibieron clientes sin cumplir ni hacer cumplir protocolo alguno.

Esto motivó la denuncia del integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), Arnaldo Dubin, de la que Hoy se hizo eco. El especialista se indignó a causa de la falta de intervención del municipio platense ante el desbarajuste provocado por los ciudadanos y la inoperancia a la hora de controlar el cumplimiento de los protocolos en el marco de la pandemia. “Es una falta de respeto a nuestra tarea”, remarcó indignado.

La apertura de los comercios gastronómicos se dio a horas de los anuncios hechos por el gobernador y el Presidente, quienes indicaron que el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio continuaría hasta el 11 de octubre. Lo que pudo verse en la noche del centro platense nada tuvo que ver con la lógica de las medidas de las autoridades provinciales y nacionales, con bares y restaurantes repletos de gente en su interior y en las veredas.

El rubro gastronómico es de los que más se movilizó en busca de la autorización para reabrir. Lo cierto es que, aunque el intendente Julio Garro elevó el reclamo a la gobernación, no recibió desde allí la respuesta esperada, por lo que las reaperturas de bares y restaurantes están incumpliendo con normas dictadas por la Nación y respaldadas por la Provincia. Que estas se cumplan es responsabilidad de los jefes comunales.

Y si para muestra basta un botón, Garro debió ver lo que pasó en Tandil con el intendente (Miguel) Lunghi. Este decidió independizarse de la Provincia en cuestiones relacionadas al combate de la pandemia, para inmediatamente duplicar la cantidad de contagios. La Plata no es Tandil, supera ampliamente la población de la localidad serrana. Tomar una actitud similar a la del histórico intendente de la quinta sección electoral podría incrementar los casos de manera exponencial no solo en la ciudad, sino en el AMBA. Son muchos los habitantes de la ciudad de las diagonales que trabajan fuera del municipio en otras comunas. Si Garro no reflexiona al respecto, las consecuencias podrían ser de dimensiones catastróficas. No solamente se multiplicarían las muertes y los contagios en la ciudad, sino en otros municipios que tienen una actitud acorde a la situación y no negligente como la del intendente de Juntos por el Cambio.

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