¿Cuánto nos costará vivir?

Los especialistas dan por descontado que la incesante devaluación continuará impactando en la inflación -cuyo piso para este año ubican en el 35%-, en los combustibles, en los precios de las góndolas y que esto castigará, sobre todo, a los sectores más vulnerables.

Los especialistas dan por descontado que la incesante devaluación continuará impactando en la inflación -cuyo piso para este año ubican en el 35%-, en los combustibles, en los precios de las góndolas y que esto castigará, sobre todo, a los sectores más vulnerables.

“Este proceso inflacionario y devaluatorio pega fuerte en la canasta alimentaria y golpea a los sectores más débiles que gastan sus pocos ingresos en alimentarse”, aseguró a diario Hoy el presidente de la asociación civil platense Consumidores Responsables, Henry Stegmayer.

Sin embargo, consideró que, producto de la crisis, que licúa el poder adquisitivo y frena el consumo, “es probable que el traslado sea menor, porque la gente compra menos o se inclina por segundas o terceras marcas”.

Como parte de estos cambios de hábitos, Stegmayer advirtió también que “ahora se compra en función de la necesidad del día a día, se ha vuelto al almacén de barrio que permite llevar un mejor control de lo que consumimos”.

En un sentido similar, el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, evaluó que la devaluación “impacta en los precios de artículos de consumo cotidiano” y coincidió con Stegmayer al sostener que “la caída del consumo tal vez amortigüe el traslado a las góndolas”. No obstante, adelantó que la inflación de agosto, sin contar la corrida cambiaria de ayer, rondaría entre un 4% y 5%.

Además de destacar que la gente elige segundas o terceras marcas, Polino también subrayó que la gente ya comienza a ir a las ferias itinerantes o cooperativas de consumo en busca de mejores precios.

Para Stegmayer, el escenario se agrava porque “no hay un Gobierno que intervenga en la economía, que busque un acuerdo con todos los sectores; el mercado es el que pone el precio”. 

Como ejemplo, el defensor de los consumidores puso la amplia brecha entre lo que recibe el productor y lo que el paga el cliente en el supermercado: “La manzana sale $2 el kilo en el campo y acá la pagamos $40 o $50, pero el Gobierno no interviene en la formación de precios. Si a eso le sumamos el aumento en los servicios, peajes y nafta, el ajuste y la asfixia a las PyMes, y el desempleo ingresamos en una espiral que resulta imparable”, concluyó Stegmayer.