Disparates legislativos en el Congreso

El proceder de diputados y senadores ha llevado a que el Parlamento sea una de las instituciones con mayor descrédito ante la sociedad. Los proyectos extravagantes y poco trabajados de nuestros representantes. El triste desempeño de los legisladores argentinos

Suele creerse que los representantes de los ciudadanos en el Congreso de la Nación deben trabajar para el bien común, algo que en los últimos años parece haber estado muy lejos de la realidad. Haciendo un breve paneo sobre el accionar de los legisladores en el Parlamento puede verse cómo se malgasta el tiempo en proyectos insólitos, no yendo al nudo de los problemas reales de los argentinos.

La Cámara de Diputados está compuesta por 257 miembros, mientras que la Cámara alta posee 72 senadores, reuniéndose apenas una docena de veces por año para sesionar, convirtiéndose en muchas ocasiones en una cueva de “ñoquis” y tratando a su interior una serie de iniciativas que darían vergüenza a más de uno. 

Este accionar por parte de los legisladores ha llevado a que el Congreso sea una de las instituciones más desprestigiadas ante la sociedad. Una encuesta realizada a fines del año pasado mostraba cómo solo 2 de cada 10 argentinos se sentía reflejado por el trabajo de sus diputados y senadores, lo que demuestra a las claras el descrédito social del Parlamento nacional.

 Insólito accionar

La falta de seriedad en el accionar de nuestros legisladores lleva a que los proyectos que se presentan en el Palacio de las leyes muchas veces sean ridículos y sin ninguna clase de relevancia para los intereses de los ciudadanos. Como suele repetir un viejo refrán popular “para muestra basta un botón” y, a esos fines, qué mejor que recorrer los trabajos actuales de los diputados y senadores, quienes deberían representar cabalmente a los ciudadanos.

Haciendo un pequeño repaso por las iniciativas presentadas en los últimos meses en el Congreso nacional, podemos ver por ejemplo cómo desde el bloque oficialista se despertó una fuerte batalla para tratar de determinar cuál es el deporte nacional, si el pato o el fútbol, lo que llevó a que se presentaran diversos planteamientos en ese sentido. La iniciativa respecto al deporte ecuestre fue presentada en mayo del año pasado y la del balompié en junio, resolviéndose la discusión con un tercer boceto que contemplaba ambas prácticas, nombrando al pato “deporte nacional” y al fútbol “deporte popular argentino”. Una controversia muy lejos de las prioridades de la población.

Cambiemos también propuso, por parte del bonaerense Ricardo Alfonsín (UCR), declarar a Chascomús como la “capital nacional de las orquestas infantiles y juveniles”. Del mismo modo, Héctor Baldassi  busca declarar a la localidad cordobesa de Villa Allende como “capital nacional del golf”, y el radical Diego Mestre  quiere instalar a la ciudad de Río Tercero como “capital nacional del deportista”.

Además, a través de los porteños Marcelo Wechsler y María Paula Lopardo, la bancada oficialista presentó una iniciativa para declarar el 21 de junio como el “día nacional del yoga” y el 22 de agosto como “día nacional de la mujer legisladora”. Por su parte, la correntina María de las Mercedes Semhan busca imponer el 10 de marzo como “día nacional del ritmo gualambao”, en homenaje al natalicio del cantante misionero Ramón Ayala.

Todos por igual

Desde la oposición no se quedaron atrás, y a través de la puntana Ivana Bianchi se expuso declarar a la localidad de Potrero de los Funes como “capital nacional del ajedrez”. La kirchnerista Graciela Castelles propuso por su parte dictaminar al departamento sanjuanino de Ullum como “capital nacional de la energía solar fotovoltaica”.

El socialista Hermes Binner  presentó un proyecto de ley en el que quiere establecer a la capital santafesina como “capital nacional de la cumbia”. Así, también la cordobesa Gabriela Estévez  busca instalar el cuarteto como parte integrante del Patrimonio Cultural argentino y quiere declarar el 4 de junio como día nacional de ese ritmo.

Por su parte, el massista Agustín Calleri plantea instituir el 6 de agosto de cada año como “día nacional del judo”, y el salteño José Vilariño  quiere declarar al vino torrontés como “vino blanco insignia de la República Argentina”.

Como puede observarse, todas iniciativas que quedan al margen de la complicada situación económica y social que vive el país, las cuales han llevado a que el Congreso nacional sea una de las instituciones más desprestigiadas ante la sociedad.

La pelea por la capital y un reconocimiento insólito

Entre los proyectos presentados por los legisladores resaltan algunos como la intención de cambiar la capital argentina, pasando de la Ciudad de Buenos Aires a otros lugares del país.

Desde el oficialismo intentan que sea declarada capital argentina la ciudad de Córdoba, mientras que el salteño Alfredo Olmedo busca el mismo título para el territorio comprendido en los núcleos urbanos erigidos en las ciudades de General Güemes y Pampa Blanca, en las provincias de Salta y Jujuy, respectivamente.

Ambas iniciativas están hoy en tratamiento en la Cámara baja, lugar donde el oficialismo, por medio de la porteña María Paula Lopardo, abrió la polémica al presentar un proyecto que busca expresar “reconocimiento” a la trayectoria del imitador y humorista radiofónico Rolando Ernesto Oyamburo, más conocido como Rolo Villar.

Los dislates de La Cámpora para defender a CFK

La salida del kirchnerismo del poder llevó a que sus posiciones más extremas, representadas por la agrupación La Cámpora, se refugiaran en el Congreso nacional para defender desde allí la labor llevada adelante por la expresidenta Cristina Kirchner.

Algunas de las iniciativas presentadas en el Congreso han ido en ese sentido, dejando en evidencia que piensan más en congraciarse con su jefa política que en ocuparse de los temas relevantes del acontecer nacional y que preocupan al ciudadano de a pie.

Entre los proyectos introducidos por el camporismo, se encuentra el de expresar su beneplácito por la distinción de “doctora honoris causa” que otorgó la Universidad Nacional de Avellaneda, fundada durante los años kirchneristas, a la expresidenta el 12 de octubre del año pasado.

Además, en la pelea que quiere instalar con el oficialismo, el kirchnerismo duro busca instituir como “día nacional de la mentira” el 15 de noviembre de cada año, en conmemoración al primer debate presidencial, planteamiento que fue defendido por Andrés “Cuervo” Larroque, Eduardo “Wado” de Pedro, Juan Cabandié y otros ultra-K como 

Héctor Recalde, Carlos Kunkel y Juliana di TullioEn una iniciativa insólita, desde la agrupación juvenil buscan declarar su “repudio” a los informes “en contra” que presentó el periodista Jorge Lanata en sus programas de Canal 13 y Radio Mitre, en los que se mostró cómo la corrupción jaqueó a la Argentina durante los 12 años de gobierno K.

También se intentó mostrar “repudio” ante las declaraciones del embajador argentino en Ecuador, Luis Juez, que ante una visita de la exmandataria al país bolivariano había asegurado que CFK había viajado para “sostener un relato mentiroso”, expresiones que no fueron “toleradas” por la agrupación que conduce Máximo Kirchner.

Todo esto se suma a proyectos presentados en los últimos tres años, como declarar al mate “infusión nacional”, proclamar de interés público la transmisión del Mundial 2014, la creación de monedas conmemorativas por el Bicentenario o lo inaudito de rechazar las manifestaciones de distintos medios de prensa que ponían en duda la honorabilidad moral e intelectual del relator de fútbol ultra-K, Víctor Hugo Morales.

La Legislatura bonaerense no se mantuvo  al margen del desvarío político

No solo el Congreso nacional ha sido escenario de proyectos ridículos, sino que también desde los parlamentos provinciales se ha acompañado esta tesitura de presentar iniciativas que poco tienen que ver con las necesidades de los ciudadanos.

La Legislatura bonaerense es otro marco de planteos insólitos que muchas veces rozan lo extravagante. Eso puede verse en la intención de muchos legisladores de declarar “obligatorio” en las dependencias oficiales de la Provincia de Buenos Aires la responsabilidad de sintonizar en forma alternada todos los canales públicos para “diversificar” las opciones televisivas.

Por su parte, la diputada Mónica López busca prohibir en territorio provincial el uso de drones, así como la massista Valeria Arata quiere declarar a la localidad de French, perteneciente al partido de 9 de Julio, como “capital provincial del puré”. A su vez, la macrista Sandra París pretende instituir como “fiesta provincial del lechón” a la actividad que se desarrolla anualmente el segundo fin de semana del mes de diciembre en la localidad de Morea, en el partido de 9 de Julio. 

Tan contrario a las necesidades sociales como declarar al futbolista Jonás “Galgo” Gutiérrez personalidad destacada del deporte bonaerense, o al compositor ganador de dos premios Óscar, Gustavo Santaolalla, como personalidad destacada de la cultura provincial.

El kirchnerismo duro sucumbió a sus intereses particulares al presentar gran cantidad de proyectos en los que se repudian las palabras de los medios de comunicación contra lo sucedido en los 12 años de gobierno K. A su vez, desde este espacio también se intenta desde hace más de 4 años declarar “personalidad destacada de la cultura” de la Provincia al periodista Víctor Hugo Morales.

Quien también presenta proyectos risueños es el camporista José Ottavis. Entre sus iniciativas figuran nombrar de interés cultural un videoclip de Bersuit Vergarabat, así como también declarar su “apoyo y reconocimiento” al proyecto “nacional y popular” que dio inicio en mayo de 2003 y concluyó en diciembre de 2015.

La kirchnerista Patricia Cubría busca instituir la fiesta que se realiza en el mes de marzo en el distrito de Navarro como “fiesta provincial de la lechonada”, a la vez que desde el bloque K se busca establecer pautas específicas para el uso racional, adecuado y transparente de vehículos oficiales y telefonía celular.

La absurda batalla por el asado con cuero

Los despropósitos legislativos no quedan solo en las mezquinas peleas para defender cada partido su propio terreno político, sino que también van al límite de lo absurdo, como sucede por ejemplo con la disputa que se viene desarrollando entre dos localidades entrerrianas para declarar a cada una de ellas como la “capital nacional del asado con cuero”.

Esta particular técnica de asado, que se realiza para usar el propio cuero de la vaca como sostén de cocción para mantener los jugos y las grasas y lograr una carne más tierna, ha levantado polémica en el Congreso.

Un proyecto presentado por el radical Jorge D’Agostino y el kirchnerista Lautaro Gervasoni busca declarar a la ciudad de Viale, del departamento de Paraná, como capital nacional del asado con cuero. La iniciativa es acompañada por legisladores de otras provincias de diversas bancadas.

Esta propuesta chocaba con la presentada unos meses antes por la massista María Cristina Cremer de Busti, que buscaba declarar a la localidad entrerriana de Crespo como capital nacional de esta técnica de cocción vacuna.

La batalla fue ganada por el primero de los proyectos, que fue aprobado en la última sesión ordinaria del año pasado, encontrándose ahora en la Cámara alta para ser analizada y tratada, por lo que serán los senadores los encargados de resolver una batalla por demás grotesca y alejada de los intereses ciudadanos.

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