El voto de Lula se llenó de color y fervor

Diario Hoy y la Red 92 estuvieron presentes en San Bernardo do Campo, donde votó en la mañana de ayer el ahora presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva. Tras emitir el sufragio, al líder del PT lo esperaba una multitud para celebrar.

Enviada especial en Brasil

Vanesa Ábalos

A diferencia de lo que ocurre en nuestro país, donde la veda electoral 48 horas antes impide todo tipo de reunión política, en Brasil la votación de Lula da Silva se transformó en un nuevo acto electoral sin tener que mediar palabra.

Lula, de 77 años, votó en la Escola Estadual Dr. João Firmino Correia de Araújo, en el distrito de San Bernardo do Campo, el cordón industrial del Gran San Pablo donde forjó su carrera sindical y política. Allí, y con una cobertura periodística de todo el mundo, el referente del PT llegó pasadas las 9.30 a emitir su sufragio.

Llegó acompañado como siempre por su esposa Janja, además del exministro Aloizio Mercadante y el candidato a gobernador por el estado de San Pablo, Fernando Haddad, y la diputada federal Marina Silva.

Luego de emitir su voto, el expresidente brindó una conferencia de prensa ante los medios presentes y allí aseguró que el balotaje de la elección presidencial contra su rival, el mandatario Jair Bolsonaro, definiría un “modelo de país y de vida” en Brasil.

Lula señaló además que esta era la ­elección más importante de su carrera y que confiaba en que “la democracia sea ­vencedora”.

Por otro lado, convocó además a retomar el proceso de integración latinoamericana para enfrentar lo que llamó la “guerra fría” entre Estados Unidos y China, los dos principales socios comerciales de Brasil.

“Esta elección no define solo un modelo de país, sino que define un modelo de vida para los brasileños”, sostuvo, vestido con una guayabera blanca, luego de salir de la misma escuela donde se votó a sí mismo por primera vez para presidente en 1989.

“Por eso, es la elección más importante de mi vida, por un proyecto para que la democracia sea vencedora”, agregó el líder del Partido de los Trabajadores (PT).

“Este país retrocedió y debemos hacerlo avanzar”, afirmó el exmandatario luego de una de las campañas más violentas de la historia de Brasil.

A la vez, se refirió al escándalo protagonizado por la diputada bolsonarista Carla Zambelli, quien el sábado persiguió a un ciudadano negro durante 100 metros por una calle de San Pablo apuntándole con una pistola supuestamente para responder a una agresión verbal.

“Lo que vimos es un Brasil que no queremos. Luchamos por un país civilizado, con respeto, en el que un diputado no ande armado. Fue una escena grotesca, como si estuviéramos en el Lejano Oeste”, aseguró Lula sobre Zambelli.

Lula hizo especial énfasis en sus planes de política externa en caso de victoria y anunció que en la transición viajará a países de Sudamérica, la Unión Europea, Estados Unidos y China.

Asimismo, ofreció una suerte de guía de sus proyectos de política exterior basado en el refuerzo del Mercosur, contemplando la recomposición de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) para formar un bloque de poder que pueda disputar con más fuerza el comercio mundial ante el tironeo entre Estados Unidos y China.

“Vamos a reconstruir el Mercosur, la Unasur, porque somos fuertes estando juntos, y separados somos muy débiles para negociar con China, Estados Unidos y la Unión Europea. Brasil, como la economía más grande, debe tener la generosidad de juntar a todos sin hegemonía, pero sí con mucha cooperación”, aseguró.

En ese marco, sugirió la creación de un banco de desarrollo inductor de la inversión a nivel regional sudamericano. “Estamos cansados de ser una región pobre, debemos subir un peldaño, no podemos estar en eterno proceso hacia el desa­rrollo hace 500 años”, sostuvo.

Lula abogó por crear organizaciones multilaterales regionales para que Sudamérica “no sea víctima de una guerra fría entre Estados Unidos y China, porque queremos participar de un comercio sano”.

Por último, el exlíder sindical aseguró que esta campaña fue “anormal” por estar enfrentando una “maquinaria” de fake news que atribuyó al bolsonarismo.

El líder del PT salió de su gestión con casi el 90% de apoyo en 2010 pudiendo elegir a su sucesora, Dilma Rousseff, quien fue destituida en 2016 por un impeachment tras la explosión del sistema político brasilero provocada por el Lava Jato y el cese de las alianzas con sectores de la derecha.

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