“Estamos ante una nueva ofensiva de los conservadores, que han hecho matrimonio con fiscales, jueces y medios”

El fundador del Partido Progresista de Chile y miembro del Grupo de Puebla desde sus inicios, Marco Enríquez-Ominami, habló en exclusiva con diario Hoy sobre el lawfare en América Latina, el avance de la ultraderecha y el regreso de la Unasur

El fundador del Partido Progresista de Chile, Marco Antonio Enríquez-Ominami, forma par­te también del Grupo de Puebla y participó hace poco de lo que fue la reunión del Foro Internacional de los Derechos Humanos en nuestro país, de la cual participó la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Enríquez-Ominami vivió el lawfare en carne propia: desde 2015 viene siendo acusado por fiscales ligados directamente al expresidente de derecha, Sebastián Piñera. Durante estos ocho años ha negado estas acusaciones y ha pedido concurrir a un juicio justo, con jueces imparciales, donde pueda demostrar la falsedad de las acusaciones. Sin embargo, fiscales con dedicación exclusiva y con gran apoyo mediático y financiero, han ido dilatando el juicio. Incluso, a pocas semanas de por fin iniciarse el mismo, después de ocho años de investigación, volvieron los fiscales a pedir su suspensión, argumentando que febrero era época de vacaciones en Chile.

En sintonía con su historia personal, Enríquez-Ominami es uno de los principales analistas del lawfare en Latinoamérica e impulsor de lograr la unión de los gobiernos populares.

En ese marco, diario Hoy habló en exclusiva con el excandidato presidencial trasandino, quien, comenzando el análisis sobre esta nueva modalidad de “disciplinamiento”, señaló: “Por un lado, las clases medias van premiando y castigando los procesos transformadores, pero al mismo tiempo estamos ante una nueva ofensiva de los conservadores, que han hecho matrimonio con fiscales, jueces y algunos medios de comunicación para torcer la democracia, como ha ocurrido en Argentina, Bolivia, Chile, Brasil y Ecuador. Como evidencia más que suficiente se ven los e-mails para inculpar e incriminar, sin garantizar el deber de imparcialidad que toda Constitución establece”.

“El avance tiene que ver con un péndulo, en otros casos con la instrumentalización de la Justicia, y otras veces el Estado ha mostrado sus propias limitaciones; hay una comunidad de fines pero no de medios. Los Estados están desafiados por la globalización, por la tecnología, por los sistemas financieros, y el pueblo asume que los Estados ya no son respuesta suficiente a sus problemas”, definió Enríquez-Ominami.

La vuelta de la Unasur

El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunció que Argentina volvía a formar parte de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), la organización regional que surgió en 2008 con la firma de su tratado constitutivo, pero que recién entró en vigencia en 2011. El país había suspendido su participación junto a otras naciones a mediados de 2018, con la llegada de gobiernos de derecha.

Luego se sumó Brasil, con Lula Da Silva, y a partir de ahí se generaron mu­chas expectativas en función de la importancia del armado latinoamerica­no: “La Unasur se vuelve a fortalecer con el anuncio de Alberto Fernández, que ha encabezado un proceso de rearticulación del diálogo democrático en la región. La confirmación de Lula, de (Luis) Arce, ha sido trascendental, y creo que se recompone un diálogo en un foro multilateral, que es un tratado de lo más avanzado que tiene América del Sur en décadas, y significa una esperanza para la integración”.

El rol del Grupo de Puebla

En torno al foro político y académico, el exdiputado chileno reflexionó: “El Grupo de Puebla asume seguir llevando a cabo su modelo de desarrollo solidario. Sus más de 100 documentos, declaraciones sobre inflación, deuda, democracias, derechos humanos, diálogo democrático, representan una agenda desa­fiada porque ahora tenemos un encuentro con el Parlamento europeo, estuvimos con el alto representante del Partido Comunista chino, tenemos relaciones muy intensas con gobiernos de América Latina. Es una agen­da de acción-reflexión”.

En contrapartida, Marco Enríquez-Ominami aclaró que ha visto “la creación de foros por parte de organizaciones de ultraderecha que representan a la perfección la insolencia sin rebeldía, que solo conocen la infamia como herramienta para el debate”.

El avance de la ultraderecha

De Donald Trump hacia acá se ha observado el avance de una ultraderecha liberal que en nuestro país tiene hoy a Javier Milei como su principal exponente. En ese sentido, Enríquez-Ominami señaló: “La derecha tiene posibilidades de pasar a segunda vuelta, pero creo que las fuerzas humanistas tenemos en claro que o gana la democracia o la barbarie le gana a la democracia”.

“Creo que sí hay cansancio con respecto al rol de Estado, que aparece sospe­chado de improductividad; la extre­ma derecha representa bien el odio ha­cia la respuesta de lo público, el mérito es la audacia, terminan olvi­dándose que estamos tal vez en un continente con los países y las economí­as más desiguales del mundo”, sentenció.

El presente de Chile

Inevitablemente, este medio le consultó a Enríquez-Ominami sobre el presente de su país, y el dirigente fue muy crítico: “Chile es una economía muy pequeña, es el 0,4% del PBI mundial, que tuvo un modelo privatizador abusivo que dio crecimiento pero no disminuyó la desigualdad, junto al modelo exportador agresivo con algo de valor agregado. Todo eso llegó a su tope y hoy la economía no tiene condiciones para recuperar ese crecimiento como en los 90”.

“La inflación es la más alta de los últimos 30 años de democracia, con una crisis de seguridad y un gobierno que no logró honrar un tercio de sus promesas, y hoy está en los récords de impopularidad más altos de nuestra democracia. Es un gobierno con malas ideas sin mayoría en el Congreso, que no confronta, no logra acuerdos y que con dificultad avanza en un momento muy adverso, con un presidente bien intencionado, pero con ministros mediocres y una oposición vengativa y poco constructiva”, finalizó.

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