Entrevista Exclusiva

Kicillof: “Para alcanzar algo parecido a la inmunidad rebaño apuntamos a 12 millones de vacunados”

En diálogo exclusivo con diario Hoy, el gobernador subrayó que esa es la meta. Teniendo en cuenta que el número aún está muy lejos de lo que alcanzó cualquier país, en la Provincia se plantearon dos etapas progresivas: la primera alcanzará entre 2 y 2,5 millones de inoculados y la segunda, a 5 millones más.

En el día previo al inicio de la Semana Santa, el gobernador Axel Kicillof re­cibió a diario Hoy para hablar de la situación que atraviesa la Provincia frente a la pandemia de coronavirus.

En una charla de alrededor de una hora, barbijo y distancia social mediante, la persona que dirige los destinos de la provincia más grande del país contó cómo la llegada de la Covid-19 modificó su plan de gobierno y cómo tuvo que cambiar las prioridades.

Axel Kicillof contó a este multimedio cómo se prepara para la segunda ola y cuáles son las expectativas en el plan de vacunación. Concretamente, hizo énfasis en el objetivo de alcanzar a 12 millones de personas vacunadas con la primera dosis para lograr la denominada inmunidad rebaño. Además, hizo referencia a los “vacunados vip”, que recibieron dosis de privilegio.

—¿Cómo modificó la pandemia el plan de gobierno que tenía el 10 de diciembre de 2019?
—Nos vimos sometidos a una novedad, a algo absolutamente desconocido. Nuestro gobierno tenía una agenda y esto es exactamente lo contrario, porque se trató de un hecho insólito, inesperado y absolutamente desconocido, entonces estamos gobernando en la oscuridad y fuimos de a poquito prendiendo un encendedor, una vela, una bombita y empezando a comprender el fenómeno. Pero hay puntos que tienen que ver con lo imprevisible de la pandemia y hay otros que tienen que ver con cosas planeadas y que tuvimos que acelerar, por ejemplo, la digitalización del Estado y la capacidad de usar nuevas tecnologías. Todo eso se vio acelerado de una manera muy significativa y era parte de los planes que nos habíamos trazado. Lo mismo ocurrió con la inversión en salud. Cuando hice la campaña no fue una campaña de promesas, no prometí absolutamente nada, marqué prioridades: salud, educación, producción y trabajo.

—Y hubo que atender primero la salud…
—Claro. La velocidad en la que tuvimos que dar respuesta en salud fue inesperada, pero la decisión de ponerla entre nuestros objetivos primarios estaba tomada desde antes. Pensaba abrir los hospitales que habían quedado inconclusos del gobierno de Cristina y que Vidal detuvo. Tenía­mos previsto abrirlos en cuatro años y lo tuvimos que hacer en meses. De la misma manera que reequipar nuestro sistema de salud.

—¿Se van a volver a armar los centros de salud para enfrentar a la segunda ola?, ¿habrá más centros de aislamiento?, ¿qué previsión tienen?
—En la Provincia no había un sistema de derivación conjunto entre los prestadores públicos y privados. Hoy lo hay. Eso nos permite que: si en algún lugar se necesita una cama de terapia intensiva o una cama de piso y no se encuentra, conocer toda la oferta que hay. De esta manera, tenemos capacidad de derivación incluso traspasando la barrera de lo público hacia lo privado a través de convenios que hicimos con las clínicas. Esta integración del sistema de la salud es algo de la pandemia, pero fue algo que se nos ocurrió con la pandemia, era algo que teníamos previsto hacer.

De la infraestructura (los centros de aislamiento) que armamos para la primera ola nos quedó muchísimo ocioso, porque la tendencia fue aislarse en los hogares con protocolos mucho más conocidos. Hoy sabemos que el virus se contagia por el aire más que por las superficies. Entonces fuimos aprendiendo cómo hacerlo. Hay una parte de esa infraestructura que se redimensionó y hoy tenemos un sistema de camas de aislamiento (más de 7.000 activas), pero nunca tuvimos demasiada ocupación porque resultaba muy complicado trasladar a la gente, aún con un incentivo.

Hoy lo que nos queda más definitivo son las camas de terapia intensiva, porque finalmente ahí fue donde tuvieron el cuello de botella los demás países, ya que cuando las personas se ven afectadas por la Covid la tienen en una versión grave y no hay capacidad hospitalaria para la atención como el respirador, la cama e instalaciones de oxígeno. Eso lo hicimos con 150 obras en hospitales y permitió triplicar la oferta pública. Eso queda constante, eso está, y lo tenemos desocupado. Al comienzo de este (re)brote nos encontramos con una ocupación del 60% del sistema de camas de terapia intensiva, pero menos de la mitad son por Covid.

—¿Y esta cantidad de ocupación de camas hace que no se hayan tomado más restricciones ante Semana Santa y los bonaerenses puedan viajar?

—Todavía no hemos tenido un proceso de crecimiento fuerte en la ocupación y para mí esto tiene varias explicaciones. La primera es que recién comienza el desarrollo de esta ola. Todavía estamos bastante lejos del pico de casos que tuvimos en la primera. En segundo lugar, ya hay una porción significativa de la población de riesgo vacunada. Estamos en 1.264.000 de primeras dosis dadas y eso nos da algo de ventaja respecto a la primera ola. Porque algo dramático de la primera ola fue que se contagiaban los profesionales de los hospitales y había que cerrar toda una parte del hospital por contagio. Eso suponemos que con la vacunación temprana lo vamos a tener en menor escala. Hemos vacunado a la población mayor de 70 años en un porcentaje muy significativo. Tenemos más o menos 1 millón de inscriptos en ese segmento y tenemos más de 400.000 vacunados. Estamos alcanzando el 40% de los vacunados en mayores de 70 años. Y entre 60 y 70 años tenemos 40.000 vacunados.

—¿Y cuál es el número ideal de vacunados?
—Tenemos escalones. En la Provincia hay 17 millones de habitantes. Para alcanzar algo parecido a la inmunidad rebaño apuntamos a 12 millones de vacunados, pero ese número está muy lejos de lo que alcanzó cualquier país. O sea que esa es una meta en meses. El final de la escalera son 12 millones, antes hay una meta que son 5 millones, que son los esenciales más los de riesgo. Y previamente hay una meta anterior, que son entre 2 millones y 2 millones y medio de vacunados que significaría vacunar a los mayores de 70 años, al personal de salud completo, a una porción significativa del personal de educación y a los mayores de entre 60 y 70 con enfermedades. De eso nosotros llevamos 40.000.

—¿Y este objetivo es con la primera dosis ?
—Estoy hablando solo de primera dosis.

—¿Y en qué meses cree que se van a lograr esos números?
—Creo que para llegar a la meta de los 2 millones estamos muy cerca, no quiero arriesgar. Va a ser un enorme cambio recibir la segunda ola con esta cantidad de vacunados.

—¿Qué le pasa como gobernador cuando se entera de que hay personas de 18 años, una militante de funcionarios del gobierno, como la secretaria de Ferraresi, que se vacuna, cuando hay adultos de 70 o 90 años que aún no recibieron su dosis?
—Que alguien a quien no le corresponde la vacuna se vacune no solo está mal, hay que hacer lo imposible para evitarlo. Y si ocurre, penalizarlo. En esto soy muy concreto y en donde ocurrió en la Provincia y hubo una denuncia se inició una investigación y se llegó al extremo de echarlo de su trabajo. Creo que estamos abocados a una tarea inmensa y que tenemos ahora 1.264.000 vacunados. Y que en ese número haya casos, habrá que ver los casos. Si no son sistemáticos, ya es un gran avance porque no ha sido una política del gobierno provincial.

Hemos tomado el camino más difícil, que es el de hacer la vacunación pública, gratuita y general, lo cual permite que, a medida que se van mejorando los sistemas de control, haya colados. Me da una bronca inmensa, pero hay que mejorar los mecanismos de control y ver si eso es sistemático. También hay que reposar en la ética individual y en el castigo cuando ocurre, porque si no, no lo vamos a poder lograr nunca. No voy a poner un agente de Interpol en cada vacunatorio. Esos casos que vos nombrás me da lo mismo quién lo hace, porque no es sistemático en la provincia de Buenos Aires y no es un acto de gobierno. Entonces, cualquiera que se vacune fuera del turno hay que impedírselo, y si hay que sancionarlo, que se lo sancione.

Axel Kicillof: “La gobernadora anterior estaba de turista en La Plata” 
 
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof aseguró que en su mandato buscará darle a La Plata la relevancia que es propia de una capital de provincia. “Le voy a devolver ese carácter a esta ciudad”, le aseguró a este multimedio. Además, habló de su relación con Garro y con la oposición, de su idea de “federalizar” la Provincia y además sobre si será o no candidato a presidente en 2023.

—La pandemia evidenció la aglomeración de los grandes centros urbanos y el AMBA, ¿pensó algún tipo de solución para descongestionarlos, como descentralizar la administración pública y mudar los ministerios?
—Sí. Esas son las cosas que teníamos previstas y que la pandemia, de alguna manera, pone en la vidriera y acelera discusiones y facilita tomar medidas. Estamos pensando en concentrar oficinas del gobierno provincial en diferentes localidades del interior de forma tal de descentralizar lo que son elementos burocráticos, pero también generar una presencia más grande de la Provincia en el interior.

Aunque la Provincia tiene una grave falencia, que es que a veces la vida en el interior se hace difícil porque hay cuestiones básicas que no son de fácil acceso, como la conectividad. Hay problemas para el acceso a internet y otras veces la cuestión pasa por lo físico, como es el caso de las rutas. También está la cuestión de la localización de las empresas. A uno le gustaría que los productos primarios de la Provincia sean en mayor medida elaborados en origen, pero muchas veces la concentración hace que no suceda. Por ejemplo, la leche de los tambos viaja a la planta de General Rodríguez para después devolver el sachet, que tiene más costo de flete que de pasteurización y envase. Esas cosas se deberían solucionar y lo estamos haciendo. Tenemos una política de parques y distritos industriales planificada. Además está el acceso a la educación, en particular a los estudios universitarios. Estamos trabajando en un plan que permita también estudiar en el pueblo.

—¿Este plan va de la mano con la idea de Alberto Fernández de federalizar el país?
—Eso lo puse como una de las prioridades en la campaña y la idea de Alberto ayuda. Pero creo que en el caso de la Provincia hay un tema previo, que es fortalecer la capital de la Provincia.
La Plata es una capital que decidí fortalecer. Mi gobierno funciona en La Plata. Vivo y trabajo en La Plata. Cuando hago reuniones y atiendo gente, lo hago en La Plata. Y cuando me piden que me desplace hacia la Ciudad de Buenos Aires respondo que atiendo en la ciudad capital de la Provincia. Y no es una cuestión de comodidad mía. Es una cuestión de que esta es la provincia más grande de Argentina y en cualquier provincia la capital tiene una relevancia muy grande y nuestra capital es La Plata, así que le voy a devolver ese carácter a esta ciudad.

Estoy bastante decidido a instalar un go­bierno provincial porque hace demasiado tiempo que no hay un gobierno provincial que funcione en la ciudad capital. La gobernadora anterior trabajaba en la Ciudad de Buenos Aires y estaba de turista en La Plata. Así que me parece que eso es denigrante para nuestra Provincia y creo que reafirmar el carácter de capital de La Plata no es contradictorio con una actitud más descentralizada. Son dos los caminos: el de la descentralización, pero también el del protagonismo de la ciudad capital.

La relación con la oposición

Consultado por el rol de la oposición y su relación con los intendentes de distinto signo político, Kicillof afirmó que este último tiempo reaparecieron los “exponentes salvajes” tanto a nivel local como a nivel nacional. “Aquellos que lo que quieren hacer es ser opositores inoxidables, a toda prueba”, dijo, y agregó: “Me parece que eso perturba nuestra relación con los intendentes de la oposición, que ha sido cordial y de cooperación”. Además, Kicillof marcó una diferencia entre los intendentes que están dentro de Juntos por el Cambio: “Hay una diferencia entre los radicales y los del PRO”.

—¿Con quiénes se lleva mejor?
—Los que tienen concepciones en su ideario del radicalismo desarrollista yrigoyenista sabemos que tienen una coincidencia en lo nacional, en lo productivo y hasta en lo popular. Ahora, la ideología del PRO es muy difícil de caracterizar. Porque el PRO tiene un discurso basado en encuestas. Decir lo que un sector quiere oír y después en la práctica es (fue) un gobierno tremendamente neoliberal ortodoxo. La discusión es difícil porque aparecen las dos cosas. En la campaña le prometieron a cada uno lo que quería oír, después en el gobierno hicieron lo contrario. Y ahora no sé. Están parados en esa indefinición de si son lo que dicen o son lo que hacen.

—¿Y la relación con Julio Garro es buena?
—La relación con Garro es una relación con un intendente. Como con todos los intendentes, tengo el teléfono abierto. Cada vez que lo llamo me contesta, y cada vez que me llama le contesto.

—Pero él es más PRO que UCR.
—Bueno, pero ese no es un problema mío. Es más un problema suyo. Yo lo trato como a un intendente más. A Garro lo han votado en La Plata y es el representante de una elección democrática y yo lo trato como un intendente y la verdad es que no hago diferencia. La verdad es que tenemos un trato cordial. Tenemos algunas diferencias. Generales, muchísimas. Porque si él es del PRO, tiene que explicar por qué nos trajo al FMI y no sé si quiere o lo puede hacer. Así que eso seguro. En lo concreto, también hay algunas diferencias de prioridades y de actitudes, pero nada que me impida trabajar con él como un intendente más.

—Durante la pandemia, ¿quién de la oposición le hizo más daño al Gobierno nacional, en vez de colaborar?
—Hay una parte de la oposición que se ha erigido en una especie de oposición obtusa y salvaje. Esta que decía que no, que no y que está todo mal. Claramente apunta a un público, para mí muy limitado, que querrán conservar. A los más extremos de su espacio político. No sé cuánto daño, me parece que la sociedad estaba buscando otra cosa de la oposición. De hecho, Alberto Fernández es un hombre al que se lo reconoce por su capacidad de diálogo. Capaz que de uno se puede decir lo que quieran decir, pero el Presidente claramente es un hombre muy abierto y de modos afectos a la conversación.

—Entonces el que rompió la relación fue Horacio Rodríguez Larreta, esa unión que había entre los tres al inicio de la pandemia…
—No, no sé. Me parece que el jefe de Gobierno muchas veces no opina sobre lo que dicen algunos miembros de su partido, no se posiciona con respecto a eso porque muchas veces parecen críticas a lo que él hace. Por ejemplo, criticaron muchísimo lo que llamaron la cuarentena más larga del mundo, que es todo mentira eso, pero no importa. Me pasé todo ese período acordando cada una de las medidas con Rodríguez Larreta, o sea que era una crítica a Rodríguez Larreta de su propio espacio político. Y una crítica furibunda e infundada con ocasión de daño.

La inseguridad

En cuanto a la seguridad, el gobernador afirmó que La Plata es un distrito que tiene su particularidad y que con el ministro de Seguridad, Sergio Berni, alentaron a presentar un plan integral de seguridad que esté dentro del marco del plan de seguridad de la Provincia.

—¿Cómo le cayó que se trajeran 10 patrulleros de la Ciudad de Buenos Aires para reforzar la seguridad en La Plata?
—Lo vi y nadie me lo explicó, porque nadie lo puede explicar. Es algo realmente muy extraño, sobre todo porque nosotros reclamamos puntos de coparticipación para tener más recursos para, entre otras cosas, poder comprar más patrulleros, y el Presidente resolvió que lo que había hecho Macri era absolutamente injusto, que con el motivo de la seguridad le dio mucha más plata a la CABA de la que necesitaba para eso. Y la Ciudad de Buenos Aires contestó: “Me sacan la plata a lo equivalente que recibe la Provincia, pero ahora no voy a poder comprar patrulleros”. Ahora resulta que aparece la Ciudad de Buenos Aires trayendo patrulleros a la Provincia. O sea que la plata que decía que no le alcanzaba ahora le sobra. Entonces, como gobernador de la Provincia, yo digo que si les sobran patrulleros, charlen con el gobierno provincial qué hacer con ellos, porque en caso contrario están haciendo propaganda política con los patrulleros.

—¿Va a ser presidente?
—¿Quién? ¿Rodríguez Larreta? (se ríe)

—No, usted.
—Mi plan ahora es llegar a los próximos meses vacunando la mayor cantidad de gente, y ya es suficientemente difícil y desafiante como para pensar en cualquier otra cosa. Creo que hay una especie de fantasía que se arma en los diarios como si yo estuviera pensando o incluso disputando lo que va a pasar en 2023. Ahora ­no­sotros estamos apoyando fuertemente a Alberto Fernández, que es nuestro Presidente y que está haciendo una tarea dificilísima. Estamos trabajando en la provincia de Buenos Aires, que es la provincia más complicada del país, por su dimensión y sus características, para atravesar una de las situaciones más difíciles de la historia reciente del país y del mundo. Entonces ya tengo suficiente con todo eso como para estar charlando de quién va a ser no sé qué en no sé qué año.

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