La crisis argentina entra en una nueva etapa

Default técnico o selectivo: los organismos definen cómo nombrar la situación económica. La calificadora Standard & Poor’s redujo la nota de la deuda. Preocupación por las consecuencias sobre las reservas y el dólar

Ayer, la expectativa por un posible acuerdo tensó los nervios de financistas, dirigentes políticos, economistas, y hasta del común de la gente, que fue al buscador de Internet para indagar sobre el significado de la palabra “default”. Sin embargo, la calificadora de riesgo S&P (Standard & Poor´s) decidió no esperar hasta el cierre de las negociaciones, y dos horas antes del encendido discurso de Axel Kicillof, redujo la “nota” de la deuda argentina y la colocó en “default selectivo”. 

La agencia especificó que el término, que le agrega más conplijidad al asunto, se debe ha que la suspensión de pagos sólo afecta a los 539 millones de dólares que están retenidos en el Bank of New York Mellon (BoNY) y no han llegado a los  bonistas del canje. Por eso, es selectiva, y por eso la deuda nacional cayó de la categoría CCC- a SD. Así pues, se argumentó que después de vencer ayer el período de gracia de treinta días del que disponía el Gobierno nacional para que el dinero llegara a los bonistas, se produce este default selectivo que no afecta a otros acreedores.

"En caso de que Argentina llegara a sanear el incumplimiento del pago de los bonos reestructurados, entonces podríamos revisar nuestra calificación en función del riesgo residual de litigios a los que se enfrente el país, de su acceso a los mercados de deuda internacionales y de su perfil de riesgo general”, afirmó Standard & Poor´s. Selectivo o técnico, los dos términos que se disputaban, cual vedettes, el “privilegio” de denominar la nueva etapa de la crisis de la economía local. Es la única duda entre los especialistas, ya abocados de lleno a analizar las consecuencias del default. 

Las consecuencias 

Un incumplimiento de pago a un acreedor (el famoso default) tiene un impacto negativo sobre la economía, desprendiéndose varias posibles consecuencias. Por ejemplo, una implicancia directa es que se eleve el nivel de incertidumbre, algo que ya se vio ayer en el la bolsa de Buenos Aires. 

Además, se profundiza la dificultad para acceder al mercado internacional de capitales, dejando sin sentido los acuerdos con Repsol y el Club de París, por los cuales el gobierno nacional acordó pagos exorbitantes para los próximos años. Estos compromisos asumidos, a su vez, tendrán un efecto nocivo sobre las ya escasas reservas del Banco Central. Los especialistas señalan también que por el default habrá un rápido cierre del mercado de préstamos para el comercio exterior, una fuga de capitales hacia el exterior y una reducción a su mínima expresión de la inversión extranjera directa (ver aparte). 

En este escenario, todos se preguntan: ¿Cómo llegamos hasta aquí? Hay una sola respuesta, y está en la Casa Rosada. La crisis argentina comenzó una nueva etapa: abrochense los cinturones. 

Declaraciones que perjudican

Ayer hubo impactos concretos e inmediatos tras el discurso de Axel Kicillof en Nueva York, donde las acciones a futuro de YPF cayeron 3,6%, pese al optimismo que reinaba hasta momentos antes de que el ministro de Economía abriera la boca. 

Además, al cierre de esta edición, Pampa Energía se derrumbaba 18,2%; Banco Macro caía 5% e IRSA 2,3%. Así, las empresas argentinas que cotizan en el exterior sentían los “embates” del mercado y las consecuencias del desconcierto general. 

El efecto de la incertidumbre

La incertidumbre es el principal enemigo de la economía real y los mercados, debido a que se deteriora la confianza en los consumidores, en los inversores y en los emprendedores del sector productivo. Pero además, hay otros puntos a tener en cuenta en cuanto a las consecuencias del default: 

La dificultad para acceder al mercado de capitales internacional. Las provincias encontrarían problemas para financiar su déficit presupuestario con préstamos, obligando al Gobierno a recurrir a una mayor emisión monetaria. Además, grandes empresas privadas tampoco podrían recurrir al financiamiento internacional. El resultado es un aumento de las presiones inflacionarias. 

Fin de los préstamos para comercio exterior. Hay una pérdida parcial de la prefinanciación de exportaciones y del financiamiento de las importaciones. El resultado es una caída de nuestros envíos al exterior y de nuestras importaciones, con un claro impacto negativo sobre los niveles de actividad.

Fuga de capitales. Se profundizaría por la incertidumbre económica. Esto genera más presión sobre el tipo de cambio y las reservas. Por eso, la gente se volcaría al dólar para proteger sus ahorros, aumentando la brecha en las cotizaciones. 

Menos Inversión Extranjera Directa. Por tanto, se pueden paralizar importantes proyectos de infraestructura. Peligran, entre otros planes, las represas prometidas y anunciadas hasta el hartazgo por Cristina Kirchner. Esto, obviamente, provoca un impacto negativo en los niveles de actividad. 

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