¡No deberíamos ver más guardapolvos blancos manchados con sangre!

Un docente recibió una descarga eléctrica en una escuela de La Plata. Ocurrió en la Escuela Especial 516 de Melchor Romero. Fue al intentar correr un mueble de metal

Pudo ser otra tragedia. En la mañana de ayer, Alejandro Tosetti (44) se disponía a dar su clase de horticultura en la Escuela Especial Nº 516 (EEE Nº 516) de Melchor Romero, cuando al abrir un armario recibió la descarga eléctrica de un enchufe sin amurar. Tal como relataron testigos del hecho a diario Hoy, la electrocución lo retorció en el piso, sufrió vómitos y pérdidas de sangre. Tras el susto, fue puesto en observación en el Hospital Italiano.

“Las instalaciones eléctricas son deplorables, hay problemas con la conexión de gas, hornallas incendiadas,  y todo tipo de irregularidades”, coincidieron distintas fuentes de esa comunidad educativa. El accidente ocurrido ayer, llevó las problemáticas a la superficie y obligó a la suspensión de clases hasta nuevo aviso.

La cadena de sucesos -las irregularidades, los reclamos no atendidos, el paro de actividades- es similar a la que ocurrió en Moreno, tras las muertes de la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez. El temor a otra tragedia se replica -según estiman los gremios- en más de 70 establecimientos de La Plata y en más de 800 de la Provincia, afectando a unos 500.000 estudiantes.  

Por el colegio de Romero, donde unos 80 alumnos estudian en aulas modulares de chapa, las autoridades ya habían presentado reclamos con “carácter de urgente”, puntualizó a este medio la titular de la Federación de Educadores Bonaerenses, Mirta Petrocini, quien lamentó la reiteración de esta “realidad problemática que nadie atiende”.

Petrocini cuenta -y su relato coincide con el de distintas fuentes docentes- el peregrinar por la Gobernación, por la Dirección General de Escuelas, carpeta en mano con los reclamos escuela por escuela, sus pérdidas de agua y gas, sus techos rotos, su falta de insumos. Y ante ellos, la indiferencia oficial, los oídos sordos y el silencio de la Gobernadora. “Lo que pasó en Moreno, lo que pasó en Romero, todo estaba anticipado y se podía evitar. Si ocurre es por negligencia, porque no hay controles, porque se busca el culpable en otro lado, cuando la responsabilidad superlativa e indelegable es de la Provincia”, fustigó Petrocini.

Pero, ¿por qué, si la Gobernadora estaba advertida de las irregularidades no tomó cartas en el asunto para evitar lo evitable?

“Porque la educación es una de las variables de ajuste de este Gobierno, como lo es la salud y tantas otras áreas clave de la Provincia”, aseveró en diálogo con este diario el titular de Suteba, Roberto Baradel.

Algunos números resultan por demás ilustrativos: el año pasado, la EEE Nº 516 tenía destinados $7.413.719,31 para refacciones, que finalmente no se ejecutaron; del total del presupuesto contemplado en infraestructura bonaerense, apenas el 4% va para Educación. Esto explicaría que, tal como relevaron los sindicatos, en más del 60% de las escuelas bonaerenses las instalaciones de gas y luz no se encuentren en buen estado, ni sean mantenidas, ni reciban controles periódicos.

En cambio, lo que hay son refacciones precarias, sin solucionar completamente el problema, aunque en él pueda irse la vida, como pasó en Moreno, o se esté al borde de la tragedia, como en Melchor Romero: tras la descarga sufrida por Tosetti, un grupo de electricistas acudió ayer al llamado del Consejo Escolar, retiró los cables en el aire y desmanteló la instalación, anticipándose a la acción de los peritos.  

“La Gobernadora tiene que terminar con los parches, elaborar un plan de emergencia, convocar a los diferentes actores para resolver los graves problemas de las escuelas”, reclamó Baradel.

Petrocini, por su parte, imploró a la jefa de Estado provincial que “deje de lado la confrontación y asuma sus responsabilidades”, a la vez que repudió la “persecución” del Ministerio de Trabajo, “que en lugar de controlar las falencias en los colegios, inspecciona a los docentes que hacen paro, los atemorizan para que callen, para que no denuncien, para que los problemas se invisibilicen”. 

Molesta a la Provincia que esos maestros pidan, no solo por un salario que supere la línea de la pobreza, sino por las condiciones dignas y seguras que hoy faltan en los establecimientos educativos y exponen todo un sistema de precariedad. 

A Rubén Rodríguez, el auxiliar de Moreno; y a Sandra Calamano, la vicedirectora, los mató la explosión desencadenada por una pérdida de gas que ella misma había denunciado. A sus muertes, los reclamos crecieron junto con el dolor. 

La Gobernadora sigue hablando de “utilización política”. Nada más alejado de lo que siente, por ejemplo, la esposa de Rubén, Mabel Zurita, también maestra: “Si a Vidal se le ocurre llamarme o venir a mi casa, le voy a pedir que le explique a mi hija de 12 años por qué no tiene más a su padre”.