A los tiros, dos jóvenes jugaban a cazar moscas

Ocurrió ayer a la mañana en 22 y 38, frente a un hogar para niños. Los vecinos llamaron a la Policía, pero nunca llegó. Crece el temor en el barrio

La tranquilidad de la mañana del sábado se vio interrumpida para los vecinos de 22 y 38. Es que allí, frente al colegio Cristo Rey y al hogar para niños, dos jóvenes de entre 18 y 20 años se encontraban disparando con un arma calibre .22 al grito de “somos pistoleros, estamos cazando moscas”. 

Todo comenzó cerca de las 7 de la mañana, cuando los vecinos escucharon los disparos y se asomaron para tratar de comprender qué era lo que estaba sucediendo. Lucía, una de las frentistas, observó por la ventana y notó que su auto tenía uno de los vidrios de las puertas roto y fue entonces cuando comenzó a insultar a los jóvenes. Sin embargo, estos la  amenazaron al grito de “te vamos a dar un tiro si no te callás” y se fueron caminando para la zona de calle 32, sin ningún apuro. Uno de ellos llevaba el arma de fuego y el otro, un cuchillo.

La intención aparente de estas personas no era robar sino “cazar moscas”. Sin embargo, los vecinos llamaron insistentemente a la Policía, pero ningún patrullero se dirigió al lugar, ni siquiera pasadas varias horas de ocurrido el hecho.

Este medio se hizo presente en la esquina de 22 y 38 y dialogó con Lucía, quien sufrió la rotura del vidrio de su auto por un impacto de bala: “Vivo acá hace un año y medio. Nunca me había pasado algo así. Sí me habían robado en más de una oportunidad y había sufrido desmanes en mi auto, pero por un piedrazo, no porque dos chicos jugaran a los pistoleros con un arma de verdad”.

La misma vecina comentó: “Cuando escuché los disparos me asomé por la ventana de mi casa y vi a uno de los chicos con un cinturón en la mano y el auto de mi vidrio roto. No me percaté de que tenía un arma y creí que me había roto el vidrio con la hebilla del cinturón, pero por suerte uno de mis vecinos sí se dio cuenta y me dijo que me metiera adentro de mi casa”. Asimismo, comentó: “Cuando los empecé a insultar, me amenazaron con que me iban a dar un tiro en los pechos”.

Por último deslizó: “Lo que más miedo me dio fue que los chicos del hogar suelen asomarse por las ventanas. Entonces era muy probable que al escuchar los ruidos lo hicieran. Si eso hubiera pasado, podrían haber recibido un balazo”.

Una zona complicada

Lo que más le llamó la atención y enojó a los vecinos de 22 y 38 fue que en ningún momento se hizo presente un patrullero, pese a los insistentes llamados para constatar lo sucedido. Incluso, con el paso de las horas los efectivos de la fuerza seguían sin presentarse en el lugar. 

Según los propios frentistas es una zona peligrosa debido a que los delincuentes llevan a cabo los delitos y se esconden rápidamente luego de cruzar la calle 32. Es innumerable la cantidad de robos que se llevan a cabo día a día y pareciera que para el personal policial nada sucede, porque no responden ante los llamados.

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