Cansado de que lo asalten, decidió cerrar su almacén

Dos cacos ingresaron ayer a un comercio ubicado en Tolosa. Apuntaron a cuatro personas y huyeron con aproximadamente 7.000 pesos. El dueño del negocio, que ya sufrió 34 veces el accionar de los delincuentes, salió tras ellos y disparó dos veces. Aún continúan buscando a los ladrones

Un legendario almacén de Tolosa, que funciona desde 1990, dejará de atender al público luego de haber vuelto a ser víctima de la inseguridad ayer, cuando dos delincuentes armados escaparon con la recaudación y, además, con las pertenencias de otras tres personas que estaban en el lugar.

“Ya no se puede trabajar tranquilo ni de día. Me tienen podrido, estamos vivos gracias a Dios. Después de lo de hoy (por ayer) decidí cerrar para siempre”, manifestó el dueño del comercio, quien pidió que su nombre no sea publicado para resguardarse de posibles amenazas. Sucede que alrededor de las 12, el hombre sufrió el robo número 34 en su comercio de 3, entre 521 y 522. 

El damnificado, de 55 años, explicó al respecto: “Entraron dos sospechosos. Me di cuenta de que iban a robar y le dije a mi mujer, quien estaba con una corredora, que los atienda. Me fui al depósito, para espiar detrás de una cortina. Ambos sacaron una pistola y justo entró un cliente, lo acorralaron y le robaron a él también. Antes de que se vayan, llegó un proveedor de huevos, a quien también le sacaron todo”. 

Luego de que el dueño del local observara que los malvivientes se disponían a huir caminando, tomó un arma que tenía guardada y salió tras ellos. Dio apenas unos pasos en la calle y efectuó dos disparos “para ahuyentarlos”. “Después de 33 veces que te roban, estas armado” indicó el hombre, indignado.  

Se estima que los ladrones se llevaron 7.000 pesos y tres celulares. Las víctimas declararon que los cacos actuaron a cara descubierta, estaban vestidos con jeans y remera.  

“Mi mujer no se dio cuenta de que nos iban a robar, porque por lo general los chorros tratan de taparse el rostro”. Luego del hecho, la esposa del comerciante se descompensó: “Tenía 23 de presión y la llevé al Hospital Español, donde tardó cuatro horas en lograr estabilizarse. Estaba muy mal. Nunca la había visto así”. 

“Llamamos al 911 y llegó un patrullero. Decidí llevarla al centro médico y durante el trayecto la Policía exigía que entregue mi arma. En ese momento, lo primordial era la salud de mi mujer, ella necesitaba llegar al hospital. No iba a perder tiempo en eso”, continuó contando el afectado sobre el penoso momento. Una vez que llegó al nosocomio, fue interceptado por el personal policial y debió dejar a la mujer para volver al lugar del ilícito.

Víctimas recurrentes

La anteúltima visita de delincuentes que sufrió el comercio fue en diciembre. En esa ocasión, los malhechores ataron con precintos al dueño y lo golpearon durante horas, pidiéndole una alta suma de dinero en efectivo y amenazándolo con lastimar a su hija. 

En otro de los robos anteriores, el hombre disparó e hirió a uno de los vándalos, por lo que fue detenido,  debió pagar una indemnización y, además, cumplir tareas comunitarias. 

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