La llamada de la muerte

Un joven apareció en Arturo Seguí con un tiro en la cabeza y sosteniendo un celular. Lo trasladaron al hospital, donde al cierre de esta edición presentaba muerte cerebral. Se cree que intentaron matarlo    

Vecinos de Arturo Seguí amanecieron ayer con la impresionante imagen del cuerpo de un joven tendido en la vía pública, con un balazo en su cabeza y sosteniendo un celular. Tras alertar al 911, efectivos arribaron al lugar y trasladaron al herido a un nosocomio, ya que aún mostraba signos de vida y, al cierre de esta edición, continuaba allí, con muerte cerebral pero “legalmente con vida”, como le señaló a última hora de anoche un pesquisa a este medio. 

El cuerpo fue hallado a las 6.50, en diagonal 145 entre 409 y 410. Acudió al lugar el Comando de Patrullas, al mando de Ricardo Astopini, y se encontró con un albañil de 19 años tendido en la vereda boca arriba, con un disparo en la cabeza, que “entró por el costado derecho y salió por el izquierdo, a causa del cual sufrió pérdida de masa encefálica. Tenía además un celular en su mano izquierda y, entre sus piernas, un revólver calibre .38”, según un vocero.   

Los uniformados procedieron a  pedir una ambulancia para trasladar al afectado al hospital San Roque de Gonnet, dado que detectaron la presencia de signos vitales. Allí permanece, a la espera de la decisión de la familia respecto a la donación de los órganos, aunque “su estado es irreversible”. 

La investigación 

El hermano del fallecido reconoció a la víctima, identificada como David Quiñones, quien, de acuerdo a los investigdores, posee antecendentes penales. 

Ahora los pesquisas intentan determinar si se trató de un suicidio o un homicidio, aunque un alto jefe de la fuerza optó ante Trama Urbana por la última opción. “Su hermano declaró que en horas de la madrugada salieron de la fiesta de unos conocidos y, mientras caminaban por la calle, fueron interceptados por un parquero de 20 años, quien los amenazó con un revólver y les efectuó tres disparos. No les llegó a pegar, pero los amenazó diciéndoles que los iba a matar uno por uno”. 

El sospechoso fue divisado deam­bulando por 155, 416 y 417 y, por orden del fiscal penal en turno, se lo identificó en la causa. Al igual que a la víctima, se lo sometió al estudio del dermotest para averiguar si tiene residuos de pólvora en sus manos. Esa pericia será clave, al igual que los análisis de los llamados teléfonicos y mensajes que puedan aparecer en el celular de 

Quiñones. Por lo pronto, la carátula pasó de “tentativa de suicidio” a “tentativa de homicidio calificado”.  

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