Los fundamentos del fallo que condenó a los asesinos del subcomisario Gutiérrez
La víctima fue ejecutada de un disparo en 1994. Para los jueces, no se logró acreditar que el crimen estuviera vinculado con lo que se denominó “Aduana Paralela”.
Durante la madrugada del 29 de agosto del año 1994, el subcomisario Jorge Omar Gutiérrez fue asesinado de un balazo mientras viajaba en una formación del Ferrocarril Roca, que une La Plata con Plaza Constitución, en Capital Federal. Días atrás, por este hecho, la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de nuestra ciudad condenó a prisión perpetua a dos expolicías.
De acuerdo con la reconstrucción del suceso, “la víctima se encontraba sentada en un asiento del lado de la ventanilla derecha de la formación, conforme lo relatan los testigos quienes, cada uno desde su posición, podían verla claramente. Ambos (Gabriel Ramón Silva y la señora Chumbita) refirieron que dos personas se acercaron al damnificado”.
“Silva describió –en forma contundente– cómo vio que uno de los sujetos se sentó detrás del perjudicado, luego vio que sacó algo de su cintura, le apuntó a la víctima con el arma desde atrás y disparó. Después se acomodó el arma, subió el cierre de su campera de cuero negra y se retiró”, indicó la jueza Miriam Ermili, a cuyo voto adhirieron sus pares Laura Lasaga y Juan Benavides.
Por su parte, “Chumbita dijo que cuando vio a las personas se asustó, miró para la ventanilla y después se dirigió al final del vagón para bajarse del tren, cuando escuchó el disparo, justo en el puente de Sarandí, donde el tren hace un cambio de vías”, describió la magistrada. El subcomisario, luego de terminar su trabajo, había tomado el medio de transporte pasada la medianoche en la estación de Avellaneda.
Más testimonios
“El testigo Héctor Ariel Ponce dijo que en el año 1994 prestaba servicios en la comisaría La Plata Segunda como ayudante de guardia operador de turno. Una mañana recibió un llamado donde una mujer le contaba que había presenciado en el tren que habían matado a un hombre y que era el mismo que apareció en la estación, eso sucedió en el puente donde había una baranda de hormigón”, indicó Ermili.
En este sentido, la jueza retomó los dichos del funcionario, quien recordó que Chumbita “estaba sentada en el mismo vagón, en un momento dado había dos hombres, que uno de ellos se puso atrás del sujeto, le agarró la cabeza y le disparó. Estaba muy asustada, dijo que no podía confiar en la policía porque los que lo habían matado al sujeto eran policías. Explicó que se bajó en la próxima estación”.
Con respecto al momento del disparo que terminó con la vida de Gutiérrez, los camaristas indicaron que éste “se hallaba desprevenido y por ello en estado de indefensión, lo que fue ciertamente aprovechado por el ejecutor del disparo. La víctima no se pudo percatar de lo sucedido, al punto de tener un arma debajo del muslo derecho que no fue tocada y que no tenía balas en la cámara explosiva. Ello da cuenta de que no la tomó, ni tocó ninguno de los mecanismos para accionarla”.
En tanto, la jueza Lasaga indicó además que, aunque “no se haya acreditado la vinculación de este homicidio con el caso de la Aduana Paralela”, y consecuentemente con quienes fueron –si los hubo– los posibles autores intelectuales, ni haya una respuesta a cuál fue la razón o motivo por lo cual fue asesinado Gutiérrez; las pruebas obtenidas alcanzan sobradamente para sostener que el homicidio fue cometido con alevosía”.