Millonario robo en Grand Bell: el enojo de las víctimas ante un caso impune

En diálogo exclusivo con este multimedio, una allegada a los damnificados contó cómo sigue la causa. El nulo papel del country y el personal de la empresa de seguridad, en la mira.

En medio de la repudiable e histórica ola de inseguridad que se vive en City Bell, donde se producen a diario robos millonarios que de manera llamativa quedan impunes, hay una familia desesperada que todavía espera justicia por el impactante atraco que sufrió en su casa emplazada en un prestigioso country de la ciudad, y que todavía no tiene personas detenidas.

El 22 de abril, una banda compuesta por al menos cuatro delincuentes, entre ellos una mujer, ingresó a una vivienda del Grand Bell en momentos en que se hallaba sin sus dueños, que estaban trabajando. De hecho, esperaron durante dos horas (y dentro del barrio cerrado) a que se vaya el hijo del matrimonio que allí reside, que se preparaba para un evento.

Una vez que el joven se marchó, los malvivientes aguardaron otros 30 minutos y finalmente tres de ellos se bajaron a las 21.08 del Peugeot 208 en el que arribaron, forzaron la ventana y se colaron por el quincho.

Se quedaron hasta las 21.18 y huyeron con ahorros, joyas y elementos de valor. Los voceros indicaron que se dirigieron directamente hacia una de las habitaciones de la planta alta, a la que llegaron tras subir las escaleras tapándose los rostros para no quedar registrados en la cámara de seguridad. “Se cubrieron como pudieron y es extraño, porque no tenían por qué saber que había una cámara. Conocían los detalles de la casa y fueron muy puntuales en aquello que se robaron. Sabían qué había en el lugar y dónde estaba el dinero”, dijo un portavoz.

“Poca empatía”

Pese a que todo quedó registrado en cámaras de seguridad tanto de la vivienda como del Grand Bell, aún nada se sabe de los intrusos, a pesar del tiempo transcurrido y de la repercusión que tuvo el impactante caso en los diferentes medios. Los cuatro que entraron fueron grabados y las imágenes son nítidas, pero la Justicia no pudo dar con ellos.

En diálogo exclusivo con Trama Urbana, un familiar de los damnificados relató que “de la causa penal no hay novedades” y aseguró que, pese a que teman que se archive por la falta de avance, todavía “continúa en trámite, aunque no hay notificación sobre su estado actual o si está avanzada”.

Indicó que particularmente ella fue citada en julio por la fiscal de la causa (Virginia Bravo) a la testimonial, y que antes ya habían declarado las personas que viven en el inmueble y otros allegados, además de empleados de varias áreas que pasaron por la residencia o todavía trabajan allí. “No hay novedades, no se sabe nada”, remarcó.

Un punto que llama la atención es el mal manejo y el desinterés de las autoridades del country, donde habita nada menos que el intendente platense, Julio Garro, entre otras personas destacadas de la política y el deporte.

“Del barrio hubo muy poca empatía, tanto de la gerencia como de la administración. El día del hecho solo se acercó el gerente y después ya no vino más nadie, ni él ni ninguna autoridad, ni de la gerencia ni de la administración. No tuvimos contacto con nadie y nadie se acercó a preguntar cómo estábamos ni si necesitábamos algo. Una vecina fue llamada varias veces a testimonial, y todavía no fue”, se lamentó la entrevistada.

Un guardia de seguridad con antecedentes

Agregó que “hay muy poca colaboración del barrio a nivel judicial. La fiscal pidió filmaciones y otros requerimientos y se las iban dando a cuentagotas. En vez de mandarle los cinco CD con todas las filmaciones, desde la gerencia le mandaban primero uno y a las dos semanas otro”.

Además de las autoridades del Grand Bell, las víctimas apuntan al personal de la empresa Securitas, que cumplía funciones y que permitió que los ladrones entraran sin ningún tipo de impedimento.

La mujer que manejaba el Peugeot arribó al country cerca de las 19 y enfiló hacia el acceso de los propietarios. Intentó ingresar con una tarjeta como la que tienen los dueños, pero no pudo hacerlo al ser esta apócrifa, por lo que el sistema electrónico la rechazó y la barrera no se levantó. Sin embargo, aprovechó la circunstancia del gran caudal de vehículos que pretendía entrar al club de campo y el incesante trabajo de los encargados de la seguridad.

Uno de estos (Claudio Burgos, con un antecedente penal) levantó negligente o causalmente la barrera y consintió el acceso, aunque los tripulantes del coche no lo tenían permitido. “Burgos fue suspendido, pero no echado. Sigue cumpliendo funciones para la empresa”, puntualizó la mujer ante diario Hoy, y dejó en claro que “la tarjeta magnética” que los hampones simularon “pasar por el lector era trucha, no una habilitada del barrio”.

En su declaración ante la fiscal, el hombre dijo que levantó la barrera sin comprobar que la computadora en la garita había detectado que la tarjeta presentada “figuraba sin registro, marcando un error”. Relató que no fue a mirar lo que decía el monitor porque él estaba del lado de afuera de la cabina, debido a que había mucho movimiento. Y como la mujer entró por la puerta de los propietarios, supuso que lo era. Así, levantó la barrera sin revisar la pantalla, consintiendo el ingreso de los delincuentes.

“Burgos estaba con personal de la comisaría Décima, porque desde hace un tiempo y como los sábados hay mucho movimiento, ponen de refuerzo a oficiales de esa seccionalpara que los de la seguridad no estén solos. En ese momento había una mujer policía de apoyo”.

A más de cuatro meses del suceso, el caso permanece impune, el dinero no fue recuperado y los damnificados no obtienen respuestas. Así, ante la irresponsabilidad del barrio y de la empresa de seguridad, y lo inaceptable de lo ocurrido en un club de campo privado (donde sus habitantes buscan, justamente, seguridad), la familia evalúa la posibilidad de iniciar acciones legales.

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