“El estudio nunca pensó que El mundo según Wayne iba a ser un suceso y nos dejó solos”

A 25 años del estreno de la película, Penelope Spheeris, su directora, sigue sorprendida por el éxito que obtuvo

El 14 de febrero de 1992, El mundo según Wayne  llegaba a las salas norteamericanas. Una semana después, la película dirigida por Penelope Spheeris y protagonizada por Dana Carvey y Mike Myers (Austin Powers, Shrek) desembarcó en los cines argentinos, para luego convertirse en un filme de culto visto por varias generaciones de espectadores.

La trama de la película se centra en Wayne (Myers), un joven cuya máxima pasión es el rock. Además toca la guitarra y conduce un programa juvenil junto con su introvertido y peculiar amigo Garth (Carvey), quien toca la batería. Con otros de sus amigos, que a su vez forman parte del staff del show, montan su producción en el sótano de una casa. 

Todo en la vida de estos jóvenes amantes de la música parece transcurrir con calma, hasta que conocen a Benjamín Kane (Rob Lowe), un productor televisivo que decide que los amigos son perfectos para promocionar la campaña de una empresa sponsor de videojuegos. Kane comienza a influir demasiado en el programa y este toma un estilo más comercial, lo cual genera que Wayne y Garth se peleen. Para peor, el productor quiere quedarse con Cassandra, la novia de Wayne. 

Con este inquietante trasfondo, los personajes nacidos en un sketch de Saturday Night Live (programa que revolucionó la televisión estadounidense y que actualmente lleva 40 años en el aire) se ganaron el derecho a un largometraje propio. La responsabilidad del mismo recayó sobre una mujer que arrastraba una importante experiencia en el mundo musical: Penelope. 

Gracias a su gran interés por esa rama cultural, Spheeris, considerada una antropóloga del rock, poseía conocimientos que encajaban perfecto en la trama de una película con la lógica de El mundo según Wayne. En una cálida charla con diario Hoy, la cineasta relató cómo se produjo el filme y habló de su experiencia durante el rodaje.

—Pasaron 25 años del estreno de El mundo según Wayne, ¿esperabas que se transformara en una película de culto?

—Recientemente celebramos el 25º aniversario. El tiempo pasó volando y estoy muy sorprendida de que la gente siga amando tanto la película. Cuando la hicimos, ninguno imaginó el éxito que terminó teniendo.

—¿Qué recuerdos tenés del rodaje?

—Tengo un montón de lindos recuerdos haciéndola, de experimentar cómo iba evolucionando a medida que la rodábamos. ¡Había páginas nuevas escritas todos los días! El estudio nunca pensó que iba a ser un gran suceso, así que nos dejaron solos. Éramos un grupo de maniáticos que se cortó solo para gastar 14 millones de dólares en 37 días (risas). ¡Y funcionó!

—¿Qué te genera haber dirigido a comediantes de la talla de Mike Myers y Chris Farley?

—Fui muy afortunada en mi carrera por haber trabajado con tantos comediantes brillantes, comenzando por Richard Pryor. También Albert Brooks, Lily Tomlin, Danny DeVito y, por supuesto, Chris Farley y Mike Myers, entre otros. Tengo el mayor de los respetos por todos ellos y su gran talento. Siempre dije que para ser realmente gracioso tenés que conocer tu “lado oscuro”. Eso es lo que noté de esos brillantes comediantes: los amamos porque se las arreglaron para alejarse de la negatividad hacia la elevación espiritual de la mente y nos llevaron a todos con ellos.

El presente laboral de la antropóloga del rock

Spheeris es considerada una enorme referente de los musicales, al punto de ser definida como una gurú de los videoclips. A principios de la década de 1970, la cineasta tuvo la primera compañía de este género de Los Ángeles. “Se llamaba Rock ’n Reel, y estaba filmando antes de que MTV comenzara”, contó Penelope en diálogo exclusivo con este medio.

—¿Cuál es tu relación con la música?

—Como una niña que tuvo una dura educación, siempre fue mi vía de escape. Creo que esto todavía pasa con los chicos de hoy. Me acuerdo de la primera vez en la escuela de cine de la UCLA (la Universidad de California en Los Ángeles) que compilé algunas grandes canciones de rock con una escena de Hollywood Boulevard (1976). Algo mágico pasó y me di cuenta de que me pasaría el resto de mi vida haciendo películas sobre música.

—¿En qué estás trabajando ahora?

—Estoy con dos documentales, uno sobre mi madre, que se fue de su casa con una kermés (ferias gigantes que recorren el país del norte) cuando tenía 19 años, y el otro es la cuarta parte de The decline of western civilization. Además, estoy haciendo algo relacionado con la música, que se titula Lust and rust (Lujuria y óxido), y es una adaptación de una obra de teatro. Como ves, no estoy aburrida.

—¿Tu última película es de 2012?

—No dejé de dirigir. Me tomé algunos años para reunir la trilogía de The decline of… en una edición de colección. Era algo que tenía que hacer antes de despedirme del planeta. Cuando los DVD salieron, hice una gira por Estados Unidos proyectando las películas en cines. Fue fantástico conocer a todos los fanáticos que todavía aman mis trabajos. Muchos dijeron que les cambiaron sus vidas y los hicieron ser lo que son hoy. Fue una experiencia muy gratificante como cineasta.

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