Intensa búsqueda del doble femicida de Punta Lara

Mientras intentan dar con él, se avanza en la investigación. Víctimas y victimario se conocieron dos meses atrás, a través de una red social

Hugo Orlando Hidalgo (42) lo buscaron durante todo el día de ayer de manera intensa, aunque no hubo resultados al respecto. Se trata del principal sospechoso de haber matado y enterrado a Maruja Chacón Pérez, una enfermera peruana de 50 años, y a Shirley Cielo Barrientos, su hija de 15, también del vecino país, en Punta Lara. Los investigadores fueron por él allanando distintos puntos de Ensenada, pero hasta el cierre de esta edición no habían logrado ubicarlo.

Sus compañeros de la empresa Media Caña de la vecina localidad, donde el sujeto, apodado “El Ninja”, trabajaba en planta, detallaron que la última vez que lo vieron fue el pasado miércoles, cuando admitió que se había mandado “una cag...” y dijo que se “iba al sur”. Desde entonces, nada más se supo de él. 

Por su parte, el fiscal de la causa Marcelo Romero  puntualizó que por el momento solo se apunta a él, y no a los otros cuatro individuos señalados por la familia de las víctimas: un haitiano y tres argentinos. Para los allegados, las cuatro personas se acercaron a las mujeres a través de las redes sociales para ofrecerles trabajo. Sin embargo, Romero les tomó declaración testimonial a los sindicados, y aseguró que no estaban involucrados. 

Si bien se desconocen aún las últimas horas de las damnificadas (algo que deberá resolverse con la autopsia que se llevará a cabo mañana), los pesquisas corroboraron un dato clave: el contacto inicial entre víctimas y victimario fue hace dos meses a través de 

Facebook, en donde Hidalgo tenía un perfil falso a nombre de Hugo Marcos Amiel, y le ofreció a Maruja un empleo de barrendera a cambio de siete mil pesos mensuales. Según los familiares, también se lo habría propuesto a la adolescente, pese a ser menor de edad. 

¿Trata de personas o abuso sexual?

Como empleada parcial en geriátricos y hospitales, como el Rossi, el Gutiérrez y el Cestino, donde cubría francos, vio con buenos ojos la posibilidad de un sueldo fijo y se entusiasmó. Generó un vínculo con Hidalgo, en donde él iba a su casa de calle Moreno, entre Sarmiento y Marqués de Avilés, en Ensenada. “Era muy amable y atento. Dijo que iba a cuidar de mi mamá y mi hermana”, sentenció Kimberley, otra de las hijas de Maruja, haciendo referencia al sujeto sospechado. De él, lo que se sabe es poco: estuvo involucrado un tiempo con la vida militar y una de sus antiguas parejas negó haber sufrido algún tipo de violencia.

¿Qué pudo haber pasado por su mente? Los familiares creen que quisieron obligar a las víctimas a sumergirse en el mundo de la trata de personas, algo que los investigadores no descartan, como tampoco descartan que haya podido tratarse de un “delito contra la integridad sexual seguido de muerte”, ya que ambas mujeres fueron enterradas completamente desnudas. Si fueron violadas o no, lo determinará la autopsia. 

La aparición de una testigo que dijo oír cosas extrañas 

Conocido el fatal destino de Maruja y Shirley, apareció ayer una mujer que dijo haber estado a metros de la casa de Punta Lara donde se desató el doble femicidio, la misma fecha en la que la familia perdió todo contacto con ellas: el 28 de enero. 

Elba, quien vive en Morón, narró que estaba junto con su marido en una casa rodante, en el camping frente a la vivienda de Almirante Brown, columna 319, donde vive Hugo Hidalgo. “Entre las 23 del sábado 28 y hasta las 6 del domingo, escuchamos ruidos de fiesta”. Contó que ellos fueron a pasar el día y afirmó: “Al lado nuestro había otras cuatro carpas que iban a pasar la noche; es zona de playa y pesca, y siempre hay personas. Nosotros estábamos a unos 80 metros de la calle, frente a la vivienda donde pasó todo”. 

Aseguró que “la música era como de boliche, se escuchaba desde adentro de la casa y estaba muy fuerte, había muchísimo ruido e incluso voces de muchas personas. Durante la madrugada se oyó en la avenida la voz de un joven alcoholizado; también la de una chica, que decía: Dejame, no me toques. No pedía auxilio. Después no se escuchó nada más, ni siquiera la música”. 

Llama la atención que el relato haya tenido como escenario el lugar donde se produjeron los femicidios y la noche en que dejaron de ser frecuentadas las víctimas. Elba se dirigió a la fiscalía de Morón y de allí le dijeron que debía presentarse ante la UFI 6 platense, que lleva el caso. 

En cuanto a la investigación, Marcelo Romero cree que las muertes se produjeron juntas, y no primero la mayor y después, al día siguiente, la menor, pese a que Maruja tenía fauna cadavérica y su hija no. En otro orden, intenta establecerse si había una relación sentimental entre Hidalgo y la señora, aunque de algo no hay duda: los tres se conocían, y era normal que Shirley estuviera con el acusado. De hecho, el sábado fueron vistos juntos por última vez.

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