Los de piernas pesadas y el “piantavotos”

Este fin de semana me dejó varias realidades que los dirigentes de Gimnasia y Estudiantes tratan de ocultar, pero yo voy a contar. De la falta de profesionalismo de algunos jugadores a la polémica historia de las elecciones…

Por Garganta Profunda

Este fin de semana me dejó bien en claro algunos temas que se fueron cocinando a fuego lento en la vida de Gimnasia y Estudiantes.

En el Lobo, más allá del amor genui­no que los hinchas triperos sienten por el club, hay algo que ya no se puede esquivar. Se ve desde muy lejos que hay jugadores a los que les pesan las piernas y no pueden apuntarle al arco. Contra Rafaela erraron “goles hechos” y no transpiraron como deben esa histórica camiseta que llevan puesta. Así le va al equipo, perdiendo puntos fecha tras fecha y deambulando por la zona baja de la tabla de posiciones.

El hecho de haber jugado hace pocos días el clásico no es excusa. Nuestro querido amigo Troglio no se está dando cuenta de que los muchachos necesitan más entrenamiento para cumplir con sus obligaciones profesionales. Si bien el club no tiene la tecnología de los “poderosos”, si bien los medios no son los ideales, no hay pretexto que valga en esta ocasión. De lo contrario, en los años en que yo era mozo, no hubiese habido futbolistas goleadores o campeones.

Con los amigos de Estudiantes, la historia pasa por la famosa contienda electoral. “¿Quién quiere ser y quién no quiere ser?”, es la pregunta que se dispara.

En estos últimos días se han establecido algunos puntos y el más claro de ellos es que el “piantavoto” de Bilardo le está haciendo un flaco favor a la conducción actual encabezada por Lombardi. Mis averiguaciones me permiten deslizar que se cae de maduro que se oculta un convenio entre el Na­rigón con el reconocido “volador de escoba”. ¿Lo seguirán tapando mucho más los que siguen al “11”? ¿Se avivarán los que supuestamente están a capa y espada con Quique?

Vamos a ver cómo siguen las cosas esta semana. Yo prometo que voy a estar con el ojo visor y la mano puesta en la libreta. Me mantendré atento, en silencio, oculto en los vestuarios y en los lugares donde se tejen los negociados día a día. Nos estamos hablando. O nos estamos viendo. O nos estamos leyendo.