por daniel "profe" córdoba
A Gimnasia le faltó rebeldía y algunos jugadores se “guardaron” para el clásico
El Lobo perdió 2 a 1 en la previa del clásico contra Estudiantes y en el Gigante de Arroyito el equipo de Miguel Russo festejó ante sus hinchas.
Por Daniel “Profe” Córdoba
Juro y perjuro que cada vez que me pongo a analizar algún partido de fútbol, no importa quién sea el rival, en donde juegan los equipos de La Plata siempre me pongo en positivo para tratar de extraer lo máximo posible. Porque aclaro esto, esperaba en el segundo tiempo una reacción de Gimnasia que nunca apareció. Una cosa que hoy se llama rebeldía y que siempre se llamó “huevos”, ”pelotas”, “lucha”, “garra”, hoy le llaman rebeldía. La estúpidamente llamada rebeldía que nunca apareció.
Yo me acuerdo de cuando una vez tuvimos que enfrentar a Boca en cancha de Independiente por el año 1995 en ningún momento a mis jugadores yo les dije: “Mirá, tenés cuatro amarillas”, “Mirá, viene clásico...”; “Mirá esto o mirá lo otro...”.
Nosotros perdimos en ese partido ante el Boca de Maradona y de Bilardo en diciembre de 1995 tres jugadores claves, y sin embargo nunca se les advirtió nada: había que ganarle a Boca y se le ganó en cancha independiente. Después, con ese mismo equipo de Estudiantes fuimos a jugar el clásico en el Bosque una semana más tarde y, bueno, lo que había era lo que había. Había que dejar la vida y punto. Había que explotarlos al máximo con lo que se podía y se ganó un clásico que casi era una guerra fuera y dentro del campo.
Cuando escuché ayer a comentaristas que están en el campo de juego o periodistas que están ahí al lado del campo, veo la mediocridad. Veo que no saben qué decir. Veo que dicen cosas tan obvias, tan conocidas y por ahí sacadas de computadoras o anotadas en un papel que yo diría: ¿para eso están estos muchachos en el campo de juego?
Gimnasia arrancó perdiendo feo, por marcar mal, desconcentrado y no tener un plan o estrategia para atacar.
La verdad, el segundo tiempo, cuando yo veo que se va Quintana (el número dos casi un exjugador) ovacionado... O cuando se va reemplazado Jonathan Gómez y se lo da como la gran figura del partido y jugó 60 minutos... Cuando Gimnasia hace los cambios que hace y entran los jugadores que entran y salen los jugadores que salen, yo la verdad no lo puedo creer.
¿Qué es lo que no puedo creer? Lo que no puedo creer es que tanto de un lado como del otro, pero especialmente del que debía pelear por lograr un empate como mínimo, no vi en los que entraron esa agresividad, esa lucha, ese fervor que es lo mínimo que se le puede pedir a un jugador que entre en cambio. Mucho más cuando el equipo al que pertenece va perdiendo y cuando el equipo local que va ganando tenía a su tribuna en silencio, y realmente, salvo un par de corridas, nunca arrimó peligro al arco de la gente del Bosque.
A mí me gustaría las cosas decirlas cara a cara, frente a frente, tocar timbre no para pelear, ¿eh? Sino para decir: “Mirá, si yo tuviese la posibilidad que tenés vos de dirigir tal equipo... Mirá, como mínimo, lo que tenés que solicitar es esto y esto.
Más allá de que tengas talento, no te quedes en un equipo “ni”. Osea, “ni sos peligroso” en ataque “ni ganás el mediocampo por combate” o por fútbol, y tampoco sos seguro en defensa, no te quedes en “ni”, definite. O sos algo, o defensivo u ofensivo, o armar las cosas bien.
Casi con indignación y con bronca tengo que decirles que vi un Gimnasia “ni” en el segundo tiempo que ante un Central no digo asustado, pero sí un poquito distraído, sin presión, sin gran espíritu de lucha, sin jugadores que metieran miedo, sin hacer nada. Gimnasia tampoco hizo nada, entonces ustedes piensen lo que yo les voy a decir ahora.
Vamos a pasar, vamos a poner que ahora viene el clásico y todos los jugadores de Gimnasia recorren 10.000 metros en el partido, hacen 1.000 faltas, traban con la cabeza, con la lengua y crean 200 situaciones de gol: teóricamente el hincha va a estar contento. Pero yo como técnico tengo que agarrar y me tengo que pelear con todos en el vestuario. ¿Por qué? Porque como en el clásico te sobra todo y para ir a buscar el empate con Central te falta todo. Algo está muy mal y creo que ya supera al propio cuerpo técnico.