Boca no pudo con Unión y sufrió una dolorosa derrota en Santa Fe

El Xeneize cayó por 1-0 en el 15 de Abril. El Mugre Corvalán fue el autor del único tanto del encuentro.

Atrás y lejos en el tiempo parecieran haber quedado los goles de Cavani en la Bombonera. Unión superó 1-0 a Boca en el estadio 15 de Abril y se metió entre los 4 mejores de la Zona B. Claudio Corvalán convirtió el único gol del encuentro a los 44 minutos del segundo tiempo. Por su parte, el conjunto azul y oro quedó en el sexto lugar y jugará la próxima fecha ante Racing en lo que será, prácticamente, una final pensando en acceder a los playoffs.

El elenco comandado por Diego Martínez borró con un pobre primer tiempo lo bueno que había empezado a construir con el empate en el Monumental y con el 3 a 2 ante Belgrano. Dilapidó esa confianza, esa dinámica positiva, esa sinergia que parecía haberse gestado, incluso, con los tres goles de Cavani y el fin de su sequía. El Matador, en efecto, fue un reflejo de este cambio de cara. Pasó de tres gritos a ningún tiro al arco y otra vez a desgastarse lejos del área. Sergio “Chiquito” Romero fue una de las figuras del equipo de La Ribera, lo que marca a las claras la producción de su equipo.

Unión fue guapo, batallador, atrevido. No tiene ese jugador distinto, no hay una primera guitarra. Acaso el que fue distinto en los últimos tiempos, ayer jugó con la camiseta de Boca: con dos corridas, el ovacionado Kevin Zenón hizo amonestar a los dos del Tate (Paz y Balboa). Sólo la jerarquía de Romero explicaba ese 0 a 0 de la primera mitad en un estadio que no necesitó escribir el sold out para sentenciar que no entraba ni un alfiler en López y Planes.

La polémica de cada día en el fútbol argentino se dio cerca de los primeros 10 minutos, cuando a Medina en ofensiva se le fue demasiado la pierna que golpeó la canillera y el hueso de Pardo, que cerró a tiempo. Como si fuera un deja vú de la marcha de la bronca que entonó el Apache Tévez contra Barracas hace algunas horas, por lo menos era digno de revisión de VAR, lo que provocó el estallido del banco tatengue con el Kily a la cabeza. Con Fernando Rapallini corriendo de atrás, mirándole el número de casaca a Medina, era toda de la sociedad en Ezeiza: Yamil Possi (VAR) y Nelson Sosa (AVAR). Sin embargo, con cuatro ojos más y 12 cámaras, miraron para otro lado.

En la agonía del encuentro, Gamba la metió de una, Corvalán salto alto, fuerte y lejos del marcaje, corrigiendo de cabeza para mandar la pelota, no sólo al gol sino también al terreno de la justicia. De los dos, lo ganó el que fue guapo, atrevido y comprometido al ciento por ciento.

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