Cada vez que juega, surge un imprevisto

Transcurrían 22 minutos de juego del complemento cuando los focos del estadio Ciudad de La Plata comenzaron a bajarse, apagarse y a oscurecer el rectángulo de juego. Se veía venir y, minutos más tarde, Néstor Pitana se vio obligado a suspender momentáneamente el juego por falta de electricidad.

Pasaron apenas 9 minutos (de los 25 a los 34) desde que se oscureció la noche hasta que retornó la energía en el terreno, que no hizo más que atrasar un desarrollo -en ese lapso- aburrido.

Esta no fue la primera vez que a Gimnasia le sucede algo así, porque últimamente ha tenido diversos inconvenientes con el clima, desperfectos lumínicos y otras interrupciones.

Contra Colón el año pasado tuvo que atrasar su juego en el Bosque por la lluvia, como le sucedió el torneo último contra Olimpo en Bahía Blanca y en la B Nacional también le había pasado frente a Huracán. A su vez, con Ferro en 60 y 118 hubo amenaza de bomba; ante el Globo en Parque Patricios se cortó la luz porque explotó un generador y se hizo un show lumínico con celulares, algo que también pasó contra Vélez en condición de local en el torneo Inicial, cuando perdía 1-0 y terminó ganando 2-1.

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