La Bruja Verón, tan vigente como hace 50 años
Se cumple medio siglo del debut de Estudiantes en la Libertadores. El recuerdo del símbolo del equipo de Zubeldía, que hoy sigue despuntando fútbol: Juan Ramón, de aquel 27 de enero de 1968, en Avellaneda contra Independiente, al Complejo Prado Español de Villa Elisa
Ni el Pincha más optimista podía suponer que hoy, en el 50º aniversario del debut de Estudiantes en la Libertadores, la reseña histórica de su participación en la Copa incluiría una serie de anécdotas vinculadas con el mayor de los éxitos a nivel continental.
Aquella camada que venía de romper la hegemonía de los grandes en la era profesional, volvería a escribir, apenas un año después, otra página en el máximo torneo de clubes de la Conmebol: no solo la ganaría en su primera participación, sino que repetiría la faena hasta alcanzar el tricampeonato y ser el primer club en lograrlo consecutivamente.
Medio siglo después, Juan Ramón Verón, el artífice de los goles más importantes de aquel lustro de oro con Zubeldía como DT, aún despunta las vivencias por la redonda, ya con 73 años, cada domingo por la mañana en el Prado Español de Villa Elisa. Como aquella noche del 27 de enero de 1968, en Avellaneda, cuando el Pincha empezaba a erigir la hazaña de conquistar la Copa Libertadores en el año de su debut.
—¿Cuáles eran las sensaciones previas?
—Fue algo inesperado todo lo que se fue dando. Ese partido lo ganamos bien, pese a que para mucha gente en aquel momento fue una gran sorpresa, por lo que era Independiente, que venía de ser campeón y era un gran equipo de América. Pero nos teníamos mucha confianza nosotros.
—¿Zubeldía les remarcaba esa particularidad?
—Lo de Osvaldo era el trabajo y la organización, y decirnos siempre lo que teníamos que hacer en el campo.
—La noche del debut con Independiente hiciste el gol clave del 2 a 1…
—Me quedó un rebote en Monges cerca del área chica, le pego y hago el gol. Antes (NdR: el 1 a 0 que abrió el partido), la peiné al primer palo para el gol de Echecopar, con los jugadores de Independiente mirando. Ellos no creían en esa jugada.
—Las crónicas hablan de “batalla” y juego brusco, incluso hasta El Gráfico dedicó su editorial al tema…
—Y… Urruzmendi entró y no llegó a tocar la pelota, lo echaron a los dos minutos por un golpe con Aguirre Suárez. Eran bravos.
Noche goleadora
Los dos argentinos clasificados a la Libertadores 1968, campeón y subcampeón del Nacional 1967, pusieron primera en una calurosa noche de sábado de enero. Nada sencillo para Estudiantes: debutaba, de visitante, contra el campeón vigente del fútbol argentino, bicampeón de América en el ‘64 y ‘65 e invicto como local en la Copa.
Estudiantes dejó de lado los manuales de estilo y su debut con goleada en la Libertadores marcó un antes y un después; el mejor augurio de lo que vendría. Se puso en ventaja el Pincha, con un gol de Echecopar, y Bernao igualó sobre el final del primer tiempo. Ya los dos jugaban con diez y la pierna fuerte marcaba el ritmo adentro de la cancha. La Bruja puso el 2 a 1 a los seis del complemento y, a los minutos, se fue expulsado por reaccionar ante una patada descalificadora de Monges. Enseguida quedaron nueve contra nueve (Coerezza echó a Urruzmendi, que no llegó a completar tres minutos en la cancha) y Estudiantes lo definiría de contra con una noche excepcional de Ribaudo, autor de los últimos dos goles, en el 4 a 2 que marcaría el principio de la gloria del Pincha en la Libertadores, hace 50 años.