Los dirigentes “platenses” que deben aprender del gran Platense
Estudiantes tomó una deuda en dólares para sumar refuerzos y no clasificó ni entre los ochos mejores. Gimnasia contrató refuerzos y técnicos con vínculos con empresarios uruguayos y está peleando el descenso. Está claro que el humilde Platense desnudó las carencias en las decisiones que se tomaron en los clubes de La Plata.
Platense tardó 120 años para ganar un campeonato por primera vez en su historia. Pero lo hizo con merecimiento, compromiso y dedicación.
Su consagración es un llamado de atención para los dirigentes de los clubes de La Plata, que muchas veces reciben el voto para manejar los clubes sobre la base de la pasión que despertaron en su época de jugador, como lo es con el caso de Verón, o por presentar proyectos supuestamente innovadores, pero terminan pecando de inexpertos, como lo es el caso de Mariano Cowen.
Gimnasia es el más antiguo de la AFA, hoy cumple 138 años de vida y solamente puede arrogarse haber ganado la Copa Centenario en el verano de 1994 en el marco del fútbol profesional.
La dupla Orsi y Gómez de Platense y la decisión del presidente Sebastián Ordónez dejaron expuestos a los dirigentes del Lobo, que una y otra vez insistieron en buscar la “formula de la Cola Cola” contratando a un desconocido Marcelo Méndez, después de echar a Gorosito, de exponer y usar a Chirola Romero y de terminar de quemar a Madelón.
Esta es, por escándalo, la peor gestión deportiva que tuvo una dirigencia de Gimnasia en los últimos 40 años, a excepción de la última presidencia de Cacho Delmar cuando el equipo se fue al descenso, pero después terminó volviendo a Primera con Onofri y Pedro Troglio.
¿Qué buscaron los novatos directivos de Gimnasia contratando refuerzos del mercado de pases del fútbol uruguayo para consentir al técnico Méndez a comienzos del 2025? ¿Alguien del club le pidió perdón a los socios y al arquero Insfrán por ir a buscar a Ingolotti, del que pocos se acuerdan que todavía sigue ligado a Gimnasia?
En Estudiantes la cosa es más delicada. Lejos de aferrarse a las fuentes, ir a buscar un entrenador del pasado (por cierto muy rico que tiene la historia del Pincha) se contrajo una deuda inusual e inesperada de 10 millones de dólares para sumar refuerzos y salir campeón. Es la primera vez en la historia que se toma una deuda para contratar jugadores y no para hacer obras o invertir en estructura.
Así fue como llegaron jugadores como Cristian Medina, Ezequiel Piovi, el defensor Funes Mori, el delantero Farías, Pucho Castro o el caso más increíble de Lucas Alario, que no le hace un gol ni al arco iris ni si quisiera apuntando un día de sol después de la lluvia.
De todos estos futbolistas solo terminó jugando como titular Medina, pero al resto igual se les paga un salario mensual que supera, en promedio, los 50 mil dólares para cada jugador.
En total, el Pincha hizo una inversión global de casi 30 millones de dólares para traer refuerzos y realizó el mercado de pases más caro de toda su historia profesional. Pero el campeón fue Platense…
Según el cálculo realizado, se estima que cada futbolista del Calamar percibe en promedio una décima parte de lo que cobra un jugador del Pincha.
La dupla técnica de Orsi y Gómez, además, tiene un contrato que representa 80 por ciento menos de lo que Estudiantes le paga al cuerpo técnico de Eduardo Domínguez.
Por la productividad y el resultado de las decisiones, los dirigentes de los clubes de La Plata quedaron expuestos con lo que terminó pasando con Platense, institución que se convirtió en el mejor ejemplo de éxito y austeridad, en tiempos en donde la palabra ajuste está más vigente que nunca en el país, y todos se ven obligados a hacer un esfuerzo para seguir viviendo o simplemente mantener la calidad de vida.
¿Y por casa cómo andamos? Todo mal por estos pagos…