entrevista exclusiva

Orgullo de la ciudad: Jenny Dillon, la primera mujer del país que compite en acrobacia aérea

Descendiente de una familia de aviadores, la platense de 38 años trabaja día a día por el crecimiento de la disciplina y la inclusión de las chicas en la aeronáutica en general. En diálogo con El Clásico, la acróbata del aire cuenta su fascinante historia.

Jennifer Dillon viene de una familia relacionada con la aeronáutica (padre piloto de aviación no regular y tíos pilotos de Aerolíneas Argentinas), pero afirma que tampoco es que nació dentro de un aeroclub. Sus hermanos se dedican a la música y al comercio exterior.

Con su papá, dirige desde 2014 una escuela que dicta cursos teóricos de las carreras aeronáuticas, forma parte de la Asociación Argentina de Acrobacia Aérea y fue la primera mujer del país en participar de una competencia internacional de esa categoría. Conocé la historia de la platense que llegó a su boda piloteando un avión.

—En 2001 obtuviste tu primera licencia aeronáutica como tripulante de cabina de pasajeros. ¿En qué momento descubriste la acrobacia aérea?

—En el 2003 fui a un Taller Aeronáutico en Tandil donde había charlas y demostraciones de diferentes tipos de vuelo (helicópteros, planeadores, aeroaplicación, vuelos ejecutivos) y volé por primera vez acrobacia en un planeador. Fue un doble debut: primer vuelo de acrobacia y primer vuelo en planeador. Después decidí que era lo que quería hacer y fue muy difícil porque en Argentina no hay escuelas formativas para esta disciplina. Mayormente, mi formación fue en aviones (súper decathon y Extra) en Estados Unidos. Y 16 años más tarde de ese doble debut, participe en mi primera competencia, volando nuevamente planeador.

—Fuiste la primera mujer del país en participar de una competencia internacional, ¿qué significa ser la persona que marcó un antes y un después en un espacio dominado por varones?

—Me tomó por sorpresa, no sabía que no había antecedentes de otras mujeres en la categoría, simplemente era lo que quería hacer, y lo hice. Formamos un grupo para entrenar acrobacia en planeador y tuvimos la posibilidad de participar en el National Aerobatic Championship en Austria. Ganamos tres premios en dos categorías y también fuimos el primer equipo que representa a la Argentina en la disciplina. En la aviación argentina sólo el 3% son mujeres, en acrobacia somos muy poquitos y actualmente soy la única mujer. Pero estoy trabajando con algunas asociaciones y agrupaciones aéreas y deportivas.

—¿Cómo definirías la acrobacia aérea en pocas palabras?

—Volar acrobacia es representar con tu aeronave, ya sea avión o planeador, figuras en el cielo: líneas, ángulos, radios y giros, que se combinan y forman las figuras, y varias figuras forman un secuencia. Cada figura tiene un grado de dificultad, y en competición se juzga de acuerdo a la precisión con la que se realizan. Además, esa secuencia o programa debe volarse dentro de un box, que es una caja imaginaria de 1000 metros de lado. La acrobacia está considerado como deporte extremo, por lo que está directamente relacionado con la adrenalina. También requiere concentración, preparación física, repasar las maniobras en tu cabeza y elaborar una estrategia.

—¿Qué mensaje le darías a esa persona que tiene curiosidad por la actividad pero no se decide ya sea cuestiones económicas o por temores de lo que pueda ocurrir?

—Volar no es barato, nunca lo fue, pero tampoco es imposible. En cuanto a los que piensan que es una actividad riesgosa, siempre decimos que las personas tenemos la posibilidad de minimizar los riesgos con un entrenamiento adecuado, con capacitación, respeto por las normas y regulaciones, y mucha disciplina, en cualquier actividad que realicemos.

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