por daniel "profe" córdoba

Un grito de gol infinito

En los penales, con mucha garra y corazón, la Albiceleste se metió en las semifinales de la Copa del Mundo. Sigamos soñando, juntos.

Por Daniel “Profe” Córdoba

Estamos en semifinales! El seleccionado argentino de fútbol venció en la definición por penales 4 a 3 a los Países Bajos. Ocurrió luego de unos 120 minutos que finalizaron 2 a 2, con los goles de Nahuel Molina y Lionel Messi para los de Lionel Scaloni, en tanto que Wout Weghorst puso la igualdad para los europeos.

En mi análisis del juego trato de hacer una pausa, para que no se acelere el corazón. No podían jamás ser 10 minutos adicionales. Jamás. Y sí, los dio. Scaloni, Messi y todo el mundo se lo fue a protestar, pero había que olvidarse rápido. Como un cacique indio, nuestro entrenador habló y fue escuchado.

Lloverán bolas desde todos lados para que el salvataje de nuestros defensores y nuestro arquero no puedan tener paz. No es para cualquiera salir de la frustración de festejar un casamiento y que la novia se te raje. Tranquilos. Tenían la gajosa.

Había que tapar a los de naranja que lanzaban para que sus lungos cabecearan hasta las nubes. Ya no era mente, alma y cuerpo, solo quedaban las dos primeras. El Fideo tuvo que esperar, evidentemente estaba mal el Orejón para no entrar. Así y todo, ahí fue el nacido en la Chicago argentina, el del gol que nos dio la Copa América.

El de negro que tiene un pito está para el insulto, pero no me oirá. Grande Enzo Fernández. Bien Lautaro Martínez. Era gol. La desvió un suertudo de Europa y otra vez lo mismo ante un misil del ex-River.

Merecíamos el tercero, pero el arquero de ellos le dijo que no al delantero del Inter de Italia, como también era gol olímpico el tiro de Ángel Di María. Qué garra Argentina. Qué testosterona de los nuestros. Enzo y otro balazo que da en el caño de los suertudos del norte.

En los penales, en los 90 y en los 30 agregados fuimos recontra mil veces más. Si estuviera allí y pasáramos, salto y me meto en la cancha aunque me agarren los esclavistas árabes. Para mí no es uno, por eso le dicen Dibu. Sacó dos, pero Enzo Fernández erró. No pasa nada, con fe. Después el Toro la metió y despertó un grito de gol infinito. Tenías que ser vos. El que erraba no erró.

Los quiero abrazar, pero no llego. Mi corazón sí. Está ahí, con todos y casi paternalmente con vos, mi querido Lionel Scaloni. Simple y sinceramente, gracias.

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