Amy Winehouse revive en la piel de Mariu Fernández

La artista de comedia musical habló sobre su protagónico en Yo no soy Amy, la exitosa obra que homenajea a la cantante británica 

Al terminar la secundaria, Mariu Fernández ocupaba sus días entre la carrera de Abogacía y su empleo en la peluquería materna. En este contexto, la joven obtuvo una beca para estudiar comedia musical en la escuela de Julio Bocca. Tras un año intenso, abandonó la facultad y su trabajo para enfocarse en su carrera como artista. Tiempo después viajó a Estados Unidos y finalizó sus estudios en Broadway. 

De regreso al país, Mariu se presentó en una audición del Teatro Maipo, resultó electa e integró una obra encabezada por Enrique Pinti. Mientras se afianzaba sobre las tablas, la artista armó una banda y produjo un espectáculo de covers que tributaría a Amy Winehouse. El show funcionó como un homenaje a la cantante británica que cautivó al mundo con su voz y falleció en el auge de su carrera.

El espectáculo circuló por pequeños bares y centros culturales de Buenos Aires, ganándose, de a poco, un lugar privilegiado en la cartelera porteña. Así recorrió grandes salas como La Trastienda y el Teatro Maipo. En este contexto, Mariu ahondó sobre la vida de Amy e ideó un guión que se adentró en otros rumbos de su existencia. En el nuevo proyecto contó con la escritura de Osvaldo Bazán y la dirección de Dennis Smith. Entonces, el equipo de trabajo presentó la obra de teatro que fue aclamada por el público y la crítica especializada.

Durante una entrevista con diario Hoy, Mariu Fernández habló de su trayectoria artística y su actualidad laboral. También expresó que quedan pocas funciones de Yo no soy Amy. Una de las últimas será el 14 de octubre, a medianoche, en  Moreno 664, Capital Federal.

—Si bien hacías un show de covers, ¿cómo surgió la idea de producir una obra de teatro?

—En cada función y durante un ratito, mi intención era meterme en la piel de Amy. Lograr esto en los shows de covers y en el teatro fue lo más conmovedor y atrevido que hice. Es una experiencia que me encantó. En relación a la segunda parte del proyecto, un día le conté a Osvaldo Bazán una historia de una cantante que se siente poseída por otra. Así llevamos este desafío al escenario junto a Dennis Smith.

—Además del teatro, la música y el show tributo, ¿de qué más tenés ganas?

—Me gusta tener la oportunidad de elegir el repertorio de artistas que me gustan, generar algún tipo de acercamiento, es decir interpretar canciones que siempre deseé entonar. Ahora arranqué a trabajar con un repertorio nuevo que se llama Classics. En algún otro momento, me gustaría sumar temas de mi autoría.

—Amy Winehouse falleció por sus adicciones en la cúspide de su carrera. ¿Considerás que el arte no pudo salvarla?

—Considero que el arte sana pero solo no puede con todo. Aunque suene cursi, el amor es el que te salva, como también quien te quiere, te acompaña, y te espera en tu casa. Ese sería el príncipe azul, lo demás es puro cuento. El mundo es muy complicado para dar pelea cuando uno está solo, y Amy estaba muy sola.

—Las nuevas estrellas de los últimos años salieron de los realities de talento, ¿qué opinás sobre estos programas?

—No sé si estas producciones son lo mío porque nunca lo viví desde adentro, pero creo que no me sentiría muy cómoda. Por otra parte, reconozco que a mucha gente que conozco le sirvió, y eso está buenísimo. Sin embargo, como dije, no sé si podría estar bajo esa lupa.

—Tuviste la oportunidad de visitar el museo privado de Amy, creado por la familia Winehouse…

—Visitar ese espacio en Camden fue una experiencia conmovedora. Estaban todas las cosas personales de Amy, como libros, vestidos, los discos que atesoraba, sus recuerdos de cuando era chica. Quería conocer sobre sus orígenes, de dónde venía, y el viaje sumó conocimiento a todo lo que venía investigando. 

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