entrevista

Belén Revollo: “Yo viví rodeada de los tabacales y ahí parecía que no había mujeres”

Tras recorrer por varios festivales, la realizadora presenta en salas su profunda y empática mirada sobre las mujeres que trabajan en el tabacal.

Belén Revollo presenta en salas Wacay, mujeres del tabacal, película que refleja el trabajo de mujeres tabacales y reflexiona, desde esa labor, sobre el rol de la mujer en la sociedad y cómo, a lo largo de los años, se la ha desplazado de espacios y de la toma de decisión de los mismos. Revollo, en diálogo con diario Hoy, cuenta más de la propuesta.

—¿Cómo te sentís de que finalmente la película se estrene, viajar con la película?

—La verdad que ya salir de Jujuy con la película es una sensación nueva porque encontramos un público que por ahí desconoce el tema que estamos tocando o el entorno de la temática. Entonces es toda una novedad y para mí también un momento de observar y ver cómo recibe la película.

—La pudiste presentar en varios festivales, estuvo recorriendo varios países, ¿qué te devuelve la gente?

—Las devoluciones en general son muy emocionales. Depende de la zona donde se vaya pasando, algunos se sienten identificados y empiezan a contar sus propias experiencias, contándonos que su familia o ellas o alguien trabajó en tabacales o en algún trabajo rural y entienden perfectamente de lo que se va contando. Y hay zonas donde no se conoce siquiera que este modo de trabajo exista todavía o que las situaciones que se viven existan y quedan muy sorprendidos con lo que se cuenta. También me llama mucho la atención la estética visual elegida en la narrativa, que elegimos no mostrar constantemente a los personajes en un primer plano para jugar con esta identificación. Además, la realidad de que lo que le pasa a cada una de las que cuentan su historia podría pasarle a cualquier otra persona, cualquier otra mujer en otro trabajo, en otra situación. Las situaciones que contamos las hemos visto repetidas en unas y otras, entonces creemos que son situaciones que puede pasar cualquier mujer que trabaja en las zonas rurales.

—¿El proyecto cuándo comenzó?

—La primera idea en realidad fue en el 2015, porque en ese momento existía el Renatea (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios), que después durante el macrismo se desintegró, y personalmente el Renatea daba un taller de clasificación de tabaco a mujeres que a su mayoría eran supervivientes de violencia de género. Fue el único taller que se hizo. Ahí empecé a conocer estas historias, a surgir la génesis de la idea que recién en el 2018, empecé a escribir, a plasmar, a buscarle la forma, a recordar situaciones de la infancia también. Yo viví rodeada de los tabacales, y ahí parecía que no había mujeres. Y era como un lugar prohibido para las niñas porque siempre eran como peligrosos. Entonces, al recapitular sobre esos recuerdos, decidí avanzar con la historia.

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