ENTREVISTA EXCLUSIVA

Daniel Grao: “El personaje me sirvió para revisar temas de mi pasado”

Con un presente plagado de trabajo, series, películas y teatro, el actor español vive el éxito de la serie rodada en varios continentes y que mantiene el suspenso hasta el último de sus episodios.

Todos los lunes a las 23.30, por Atreseries, se ve Perdida, serie original de AtresMedia, producida en colaboración con Big Bang Media (The MediaPro Studio), protagonizada por Daniel Grao. El actor de origen español junto con la mexicana Adriana Paz forman parte de un elenco con intérpretes de España, Colombia, México y Cuba, y diario Hoy dialogó en exclusiva con el actor, que además estrenó recientemente en HBO Max El año de la furia, junto a Joaquín Furriel.

—¿Cómo fue meterse en la piel de este personaje tan particular, retraído, sin mucha información?

—La propuesta, ya en las primeras conversaciones con el director, fue trabajarlo como el tipo normal de la calle que termina en una situación como esta y termina siendo casi un héroe pero que no hay que mostrarlo desde el comienzo, alguien común, un mecánico de Valencia, alguien normal y corriente que por el amor a su hija se mete en esta cárcel. Insistí trabajar las característico de miedoso y disimulado, porque le es todo ajeno, completamente, ese país, la cárcel, los pasos luego que va dando, fortaleciéndose, curtiéndose y luego todo le es más propio, pero no queríamos que sea un héroe desde el comienzo, sino que tuviera un impulso desde la paternidad, algo kamikaze, pero desde la respuesta al miedo, como una cosa contrafóbica que si se lo piensa dos veces se muere de miedo.

—¿Es difícil dosificar la información que tenés del rol a medida que vas avanzando?

—Hay mucho trabajo sobre el papel previamente, es verdad que en esta ocasión tuve la oportunidad de tener todo el material desde el principio, entonces fue tener muy claro en el papel cuándo de cada cosa, hay punto y aparte en las vivencias del personaje y yo me marqué en el raccord emocional que se iba modificando de acuerdo a la información. Claro que hay algo también que tiene que ver con la edición, por la utilización de los flash­backs, que tuvimos la suerte de poder hacerlos primero en España y luego los cuatro meses en Colombia después, pasando de estar con su familia y conocidos a estar solos, con un paralelismo conmigo, que me ayudó mucho, al igual que las escenografías, los extras, en la cárcel, que además tienen una gran nivel de compromiso, algo que no se da en España, incluso el papel más pequeño, donde había que recrear situaciones del mundo carcelario con una entrega y un realismo que me ayudó mucho a sentirme en la boca del lobo.

—Actualmente son como ciudadanos del mundo los actores, con la multiplicación de ofertas para trabajar en diferentes lugares, ¿cómo convivieron en esta oportunidad?

—A mí me ayudó mucho, porque al estar cuatro o cinco meses fuera de casa, lejos de tu familia, diferencias horarias, es útil porque da otra intensidad. Si bien estás solo, trabajas mucho más.

—¿Te gusta algún soporte más que otro para trabajar?

—No puedo elegir, son distintos, yo casi que lo divido en teatro y audiovisual; antes el cine y la televisión estaban más divididos, pero con las plataformas esto cambió, e incluso los niveles de producción son increíbles, antes la televisión era la hermana pobre, pero ahora no. Me gustan todos los medios, el teatro tiene algo del vivo que hace que el viaje nunca sea igual, e intentas tomar decisiones como la primera vez para que sea genuino. La cámara tiene algo minucioso, no puedes engañar a la cámara, te lee, y tenés que elegir bien en qué está pensando el personaje. Este trabajo es con el que empecé, en televisión, luego hice teatro, que tiene el directo, y el viaje empieza y termina, y por suerte puedo hacer las dos cosas y hacerlas compatibles.

—¿Cuál fue el principal desafío que te exigió Perdida y Antonio, tu ­personaje?

—Te voy a contar algo personal, yo tuve un contacto con el mundo de la cárcel, familiarmente hablando. Cuando era adolescente, mi padre estuvo preso en alguna ocasión, y te lo cuento porque este trabajo de actor va más allá, me salvó la vida, porque viví momentos complejos por lo que te cuento y la actuación fue sanador, poniendo en ella este bagaje que tuve y terminé agradeciéndolo.

Y hay algo particular que hizo que me llegara este proyecto, alguien dijo mi nombre y a todos les pareció buena opción, me enviaron los cuatro primeros episodios y sentí que no era casual, y que podía poner allí todo lo que había vivido o visto vivir y me pareció de una sincronicidad maravillosa y por eso tomo esto de otra manera, con otra profundidad, no es hago este proyecto o el otro, haciéndolos lo más humano posibles porque vi de cerca algo parecido. Fue intenso pero no lo viví con dificultad, me sirvió para revisar temas de mi pasado y no me parece casual.

El año de la furia, su participación en la película que habla de la dictadura uruguaya

En El año de la furia, de Rafa Russo, que tras recorrer varios festivales y exhibirse en cines de España, acaba de estrenar en HBO Max, Daniel Grao encarna a Rojas, un teniente de ejército que tiene como misión torturar a militares y simpatizantes Tupamaros. Susana, una prostituta, encarnada por la argentina Martina Gusmán, será quien lo contenga en medio de esta particular situación. La película, es una coproducción hispano-uruguaya, con participaciones claves de actores argentinos, y además de estar protagonizada por Grao y Gusmán, tiene actuaciones de Joaquín Furriel, Alberto Ammann, Maribel Verdú, Miguel Ángel Solá y Daniel Freire. El filme comienza mostrando cómo la sociedad de Montevideo en 1972 se encamina hacia la dictadura.

—Saliendo de la serie, participaste en El año de la furia, con un personaje complicadísimo como Rojas. Seguramente para poder interpretarlo primero no tenías que juzgarlo, pero ¿qué podés contarnos sobre el rodaje y los compañeros que tuviste?

—El primer recuerdo que me viene es amoroso con Martina Gusmán, nos hicimos como hermanos, queremos volver a trabajar juntos, casi lo hacemos, pero no coincidimos, y tuvimos que estar muy sintonizados, porque con ella estábamos como una isla, volví a trabajar con grandes compañeros como Alberto Ammann, Joaquín Furriel, qué decir de Miguel Ángel Solá. Como bien decís la clave fue no juzgarlo, los actores lo que hacemos es poner un espejo para ver si nos entendemos los seres humanos un poco más, debes entender los motivos de tu personaje, no juzgarlo, intentar adivinar qué lo lleva a hacer las cosas, personajes complejos, con contradicciones, no tanto si son buenos o malos, explorar eso me parece muy interesante y cuando Rafa Russo me invitó a ser parte de la película con este personaje me pareció la frutilla del postre.

Reconectar con un papel encarnado hace tiempo

Si bien la serie llega a Atreseries, se rodó hace unos años y así Daniel Grao vuelve al rol.

—¿Cómo reconectás con Antonio luego de tanto tiempo de haberlo filmado?

—Es curioso porque me doy cuenta de que no es difícil, y más luego de varios otros roles que hice, puede ser por la intensidad del personaje, que a la primera que tiras del hilo lo tienes presente. Los trabajos ahora tienen mucha vida, porque no quedan solo en tu país, siguen vivos, la energía está invertida, y estas posibilidades de volver a visitarlos me parecen muy positivas.

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