Gastón Pauls: “Para mí es muy importante retomar el juego”

Tras su dramática composición para Barrabrava, el popular actor ahora se anima a la comedia en una divertida y absurda propuesta.

El jueves llega a los cines ­Lennons, de José Cicala, una delirante aventura en la que el mítico líder de los Beatles será el puntapié inicial para una comedia con un universo propio. En ella Gastón Pauls tiene el rol central, Canelón, un representante de artistas de segunda que encuentra en la posibilidad de engañar a un productor importante un negocio que lo sacará de su delicada situación económica. Sobre el rol y la posibilidad de volver a hacer comedia, diario Hoy dialogó con él.

En Lennons, protagonizada por un luminoso y explosivo Pauls, Canelón sigue adelante en sus negociados sin importarle nada, muy a lo Paquita Salas. Así, José Cicala explora la comedia con solvencia y dinamismo, ayudando a ese personaje con la aparición de una fauna increíble que generarán un mecanismo efectivo disparando las desventuras de este antihéroe, que además deberá lidiar con el “villano” de turno (Luciano Cáceres) y su secuaz (Pachu Peña), terminando por consolidar una narración distinta, con mucho vuelo e imaginación, que se sirve del absurdo y el humor para hablar de temas importantes y reflexionar, por ejemplo, sobre la adopción, la solidaridad, el trabajo en equipo, el amor y, por supuesto, el ADN argento.

Lennons es fresca y divertida, original y distinta, en tiempos en donde el cine no arriesga y mucho menos se anima a jugar con géneros como se hace en otros países (hay algo del cine que protagonizaban Mike Myers, Dana Carvey y Jim Carrey) y que sirven, además, para que Gastón Pauls demuestre, una vez más, su gran capacidad para la comedia.

—¿Cómo fue subirse a la locura de Lennons?

—Eso, viste que con la locura creo que hay dos opciones, ¿no? O te separás, te vas e intentás ayudarlo medicándolo, o lo enterrarás en un psiquiátrico, que tristemente todavía existe el encierro, o cuando es sana, como acá, decís me voy a subir a la locura, sin juicio también, que es como lo más difícil, sobre todo en una sociedad como esta, donde yo soy parte y enjuicio todo, de lo que hizo, lo que hace, cómo canta, cómo se mueve, cómo camina. Y acá dije, mirá, no hay manera de hacerlo y tomé algo que tiene el personaje. El personaje que yo interpreto no tiene juicio de nada, o sea, ni cómo se viste, ni dónde vive, ni lo que consume, ni con quién no hace el amor, o de quién está enamorado, ni lo que ve. Él avanza y dice, bueno, si tiene algo para enseñarme a mí este personaje, lo tomaré, que es, vamos a avanzar divirtiéndonos, y recién lo pensaba y lo dije en algo que para mí es muy importante en este, sobre todo en esta etapa de la vida, ya con 51, que es retomar el juego, como act, play, act y play en inglés es lo mismo, actuar, y en español no, jugar es una cosa y actuar es otra, y pegarlas en español para mí es fundamental.

—Pero ¿no daba miedo? Yo estuve en el set de la película, yo hablé con vos en el rodaje y me contaste una cosa. Y la película es otra...

—El guion tenía algo que ya era o es que había algo que después se fue también transformando y eso forma parte también de lo creativo, porque a veces uno se puede ceñirse absolutamente a un guion y decir bueno, vamos a contar esto. Pero también muchas veces dentro del proceso creativo, y si acá pintamos en lugar del verde que era la idea, ponemos azul, en realidad si tocamos do re, ¿por qué no tocamos fa, la, a ver qué pasa? Y José propuso eso. Como yo ya me había subido, como dije al principio, a esa locura que ya era el guión, que yo leía el guión y tenía 74 eses, una palabra sola. Pero cómo se hace para decir esto, cómo se hace, pero te lo juro que era, decía, tráigame Shakespeare, que va a ser más fácil que hablar con eses. Entonces digo, yo ya me había subido, no me podía subir a medias. Y dije, bueno, José decía, ahora vamos a subir a David Lebón, vamos con David, quiero traerlo a Nito Mestre, vamos con Nito, quiero tal, vamos. No había manera de que yo enjuiciara eso porque yo había decidido a subirme.

—Me gusta mucho verte en comedia. Hace mucho que no hacías. ¿Qué sentís vos cuando te llega una propuesta?

—Nosotros hablamos bastante de Todos contra Juan, con José, que era de alguna manera y que tiene juan puntos en común con Canelón, en relación a que van para adelante, no importa nada, quiere conseguir lo suyo, el éxito, el reconocimiento y Canelón también tiene ese sueño. Yo también necesitaba eso y ni hablar, recién lo pensábamos, nosotros veníamos de una pandemia, de encierro, de oscuridad, de caras largas, de gente sin saber qué iba a pasar mañana, atemorizada y que de pronto aparezca una comedia, y una comedia de este nivel de delirio al que vuelvo a decir me subí feliz, era como una bendición, era, bueno, por algo viene esto, después de este garrón que nos comimos un año y medio, dos años, en este mundo, ni siquiera en esta ciudad, en el mundo, viene esto que nos propone jugar, y nos dice vamos a jugar. Y no solo eso, por eso redondeo lo que decía antes, en ese juego José seguía trayendo diariamente nuevos soldaditos, nuevos cochecitos que decían ¡Y ahora al cochecito le vamos a sumar pilas! Bueno, y ahora le vamos a poner nafta, Entonces decía, ¿dónde va a ir esto? Pero a la vez decía, ese es el juego. Que no tenga una estructura clásica siempre. A veces sí, a veces no.

Noticias Relacionadas