Juan Ingaramo: el pop como idea de transgresión

Referente del indie local y novio de Violeta Urtizberea, el cantante habló con diario Hoy antes de presentarse en nuestra ciudad, y contó porqué el rock es “un deber ser” que lo aburre

Juan Ingaramo es compositor, productor y multiinstrumentista, pero también es parte de algo más grande, que lo atraviesa y lo trasciende. Algo que se va gestando en una escena pop nacional que transcurre entre pequeños escenarios alternativos, grandes festivales internacionales, y la camaradería de una generación que se nutre de las nuevas tendencias. Un poco de electrónica, tímbricas nuevas, sonidos latinos, música despojada de prejuicios y etiquetas. 

“Un gaucho urbano”. Así lo definió el prestigioso festival Sonar de Barcelona (donde este año Juan puso el acento argentino), definiendo su estilo con “arreglos electrónicos que lo acercan tanto a los últimos discos de Justin Bieber como a Maroon 5”. Juan recogió el guante y, en una charla íntima con Hoy, dijo: “Me re copó la referencia. Hay varios discos de Bieber que me encantan. El pop es un sonido de época, y como Soda Stereo tomaba cosas de The Cure, yo supongo que sacaré algo de ellos”. Así es la nueva generación, sin miedo a las comparaciones, a los mitos y a los ídolos. 

La idea es deconstruir para generar algo nuevo, y Juan encontró su trinchera. “El arte es una forma de militancia, y dentro de esos espacios ideológicos culturales, yo elegí el pop en Argentina. Siento que el rock es un deber ser más marcado, y un discurso ya hecho. En cambio el pop, pese a ser un tentáculo del sistema y el consumo, tiene más lugar para la transgresión”, dijo Ingaramo, y recordó que cuando era adolescente le impactaba ver cómo le gritaban “put…” a Miranda, mientras él se fascinaba con “un chaboncito bien vestido, que tocaba música con una máquina”. Eso le interesaba más que ver a La Renga, donde “ya sabía todo lo que iba a pasar”. 

Fueron épocas de exploración e incertidumbre. Ahí comenzó a delinear su camino, que lo trajo de su Córdoba natal a Buenos Aires, con apenas 20 años. “No conocía ni una calle, ni un amigo, empecé de cero. Fueron años de frustraciones, cuando pensar en tocar en Niceto era una locura. Y este año lo hicimos ocho veces. Es un flash”, aseguró.

Múscica y amor

En su primer disco, Pop nacional, cantaba: “No quiero hacer canciones en vano, si no me escuchas”.  En 2016 editó su segundo material, Músico, una revelación que lo puso en el centro de la escena indie y le dio la repercusión que buscaba. Hoy, en el marco de la fiesta Sensación (49 entre 4 y 5, después de la medianoche), tocará “un mix entre novedades y despedidas”, haciendo un recorrido por su repertorio en un período de cambio. Acaba de lanzar “Hace calor”, el primer corte de difusión de lo que será su tercer álbum, proyectado para marzo de 2018, donde buscará “volver a regar la semilla que sembramos este año”. 

Sí, 2017 fue intenso para el cantante. Los escenarios de Barcelona, Nueva York, México y parte de Latinoamérica lo vieron crecer, y él ya agenda los festivales para el año que vendrá. “Tuve muchos shows por todo el mundo, literalmente, y eso me dio una confianza y un disfrute que combinados andan muy bien. En esos lugares de vanguardia, llenos de artistas y de corrientes, entendés todo, es muy nutritivo desde lo artístico”. 

Pero no sólo de trabajo vive el músico. La pasión es compartida entre la música y Violeta Urtizberea, su novia. “El amor es nuestro sostén”, confesó. Ambos atraviesan una época importante en sus vidas, pero “ninguno de los dos tiene mucha noción. Viole tampoco, ella está haciendo un personaje (en la tira Las Estrellas) que representó un desafío actoral muy groso, y se la está reconociendo. Pero no hay regocijo”, afirmó. 

Contento, cauto y con confianza, concluyó: “Estoy disfrutando el momento, pero que me vaya bien sería otra cosa. Esto es chiquito todavía, y yo quiero más”.

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