Justin Triet habla de Anatomía de una caída

Es la tercera mujer en recibir la Palma de Oro.

Anatomía de una caída, de Justin Triet, ganadora del Globo de Oro como Mejor Película Internacional y de la Palma de Oro en Cannes, optará por cinco óscares en la próxima entrega, siendo Justin Triet la única directora mujer nominada este año. Ella cuenta a diario Hoy detalles de la producción que sigue en cines argentinos.

—La película comienza con un plano confuso de una pelota que rueda por las escaleras…

—Esta obsesión por caer es un motivo recurrente en toda la película, al principio, en un sentido literal. Siempre me fascinó la sensación del “peso corporal” y lo que siente al caer. Me inspiré en los créditos de Mad Men, donde un hombre cae sin cesar. En mi película, subimos y bajamos escaleras todo el tiempo, observando la caída desde diversos ángulos para esclarecer cómo ocurrió. Quería abordar la película con un ángulo lateral, por eso introdujimos la pelota como símbolo de la caída, la cual es atrapada por un perro que mira a Sandra, el personaje central, y prepara la escena para las dos horas y media de exploración de su historia.

—La batalla de la pareja que tiene un hijo ocupa el centro de la película…

—El centro de la película es la batalla entre una pareja que tiene un hijo y ahonda en lo complejo que es compartir el tiempo en una relación. Es un tema que, según mi opinión, no suele explorarse en el cine a menudo y plantea preguntas importantes sobre la reciprocidad, la confianza y la dinámica de una relación. Sandra Voyter, escritora exitosa, y su esposo, docente que también escribe mientras le enseña a su hijo en casa, desafían el modelo de pareja tradicional invirtiendo los roles. La búsqueda de libertad y voluntad de Sandra crea un desequilibrio, que lleva a explorar la igualdad en una relación que es poderosa y cuestionable. La película nos invita a cuestionarnos nuestras nociones preconcebidas de la democracia en una relación y cómo puede ser desbaratada por impulsos dictatoriales y la rivalidad. A pesar de sus luchas, el idealismo y la negativa de la pareja a resignarse a una situación que no es para nada perfecta, es admirable. Incluso cuando discuten, que, en realidad, no discuten, sino negocian. Siguen siendo honestos el uno con el otro, lo cual revela un amor profundo que persiste a pesar de los desafíos.

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