La belleza de pensar: el arte de la entrevista

A varios años de su última temporada, diario Hoy recuerda el excelente ciclo de entrevistas que marcó a la televisión chilena, constituyéndose como un clásico de culto en la región.

Una mesa con dos sillas a cada lado. Apenas alguna escenografía mínima a veces, o simplemente un fondo negro, una luz cenital suave. Y allí dos personas charlando, uno que cuenta, otro que escucha atento. A veces se hace algún un silencio, un hueco donde cabe lo impalpable. Vale: el viento es viejo y sigue soplando y lo mismo eso que se acaba de describir. La entrevista existe desde años inmemoriales. Y sucede que durante los últimos años ha habido un resurgimiento del formato. En la Argentina se pueden citar dos casos, con factura y llegadas diferentes: El método Rebord y Caja negra. Pero diario Hoy va un poco más allá y acude al rescate de un programa que marcó la televisión trasandina durante los primeros años del siglo XX y que en la actualidad se ha ido convirtiendo en una suerte de programa de culto, a través del acceso al que se tiene gracias a la web.

La belleza de pensar fue ideado y conducido por el profesor, periodista y escritor Cristián Warnken Lihn, nacido en Santiago de Chile en 1961. Ha dirigido algunos suplementos culturales pero su nombre –de dífìcil pronunciación- es sinónimo de entrevista. Del arte de la buena entrevista. El programa se emitió desde 1995 hasta el 2013, pasando por tres emisoras distintas: primero ARTV, luego Canal 13 y por último TVN (Televisión Nacional Chilena).

Durante este último período, a partir de 2006, cambió su nombre a La belleza de pensar. Cambió el nombre pero no la esencia. Con los años Warnken pulió cada vez más y mejor la esencia del programa: la entrevista. Esa escenografía austera, el modo de hablar cansino y amable, la repregunta siempre a mano lo fueron convirtiendo, programa a programa, en un clásico. Uno que, como el vino, más pasan los años mejor se pone.

La variedad de personajes y personalidades que pasaron por el ciclo da cuenta de la búsqueda, de su riqueza. Llevaría un par de páginas referir a todos pero por lo pronto vale citar algunos: Isabel Allende, Roberto Ampuero, Alejandro Jodorowsky, Raúl Zurita, Alberto Fuguet, Roberto Fontanarrosa, Jean Luc Nancy, José Saramago, Carlos Saura, Ernesto Cardenal, Atilio Stampone, Pedro Aznar. Músicos, científicos, biólogas, filósofos, directores de cine. Sobre todo, escritores, escritoras, poetas. Esa fauna le interesaba al entrevistador.

Mención aparte a las entrevistas con un bastante joven Juan Forn y con Roberto Bolaño. Son de una belleza enloquecedora. De una hondura tan liviana que parecen irreales. Ambas entrevistas tienen sus analogías. De un lado, Warnken preguntando con una pila de libros desperdigados sobre la mesa, a mano. En ambos casos, los entrevistados a la vez cuentan, piensan, divagan, y fuman como posesos. De hecho, el encuentro de Forn inicia con referencias a Bolaño.

A la distancia, el formato y el tempo del programa pueden resultar anacrónicos. Pero es justamente allí donde reside parte del encanto. En esa intimidad donde no queda otra opción que entregarse a la palabra. A su encanto. Al decir de Warnken, a la conversa.

Después de algunas idas y vueltas, que incluyó un cambio de nombre –en sus últimas emisiones pasó a llamarse Una belleza nueva- en junio de 2013 el conductor anunció el fin del ciclo que fue, finalmente, el 19 de enero de 2014.

Hoy día, un montón de aquellas entrevistas están disponibles en la web. Lo que se dice: un tesoro a un enter de distancia.

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