ENTREVISTA

Leandro de Martinelli: “Nuestros libros tienen una buena construcción”

En diálogo con diario Hoy, el editor gráfico reflexionó sobre el oficio y el lanzamiento de una usina cultural.

Con esfuerzo y perseverancia, Leandro de Martinelli fundó Firpo, una editorial gráfica que trabaja con ensayos y otras piezas de arte.

Durante una entrevista con este multimedio, el también comunicador precisó los detalles de las propuestas actuales.

—¿Bajo qué circunstancias surge este proyecto que llevás a cabo? ¿Cuál es la génesis de Firpo?

—Siempre estuve inmerso en el yeite del libro. Es decir, en un momento me pareció que había algunos libros que, a mí, me gustaría leer o que no estaban circulando en La Plata, entonces me puse a investigar sobre cómo hacerlo. Además, lo otro es que había tenido como experiencia previa con el universo editorial cuando tuve la chance de publicar aquel ensayo sobre el grafiti y vi qué había cosas distintas para hacer. Es decir, en esta experiencia concreta, el libro se agotó, luego no lo reimprimieron. Entonces tenía el parecer que algunas cosas no estaban funcionando bien. De esta manera, me puse a probar qué onda y allí fue que fundé Firpo Editora, una usina de ensayo y arte impreso.

—¿Y qué sucede con la búsqueda o mirada estética de los libros? ¿De qué manera describirías tus modos de producción?

—Es una búsqueda que ocurrió adrede. Estuve haciendo algunas síntesis porque tenés a las editoriales industriales que se abocan a las imprentas, después están las artesanales donde existen una gran variedad de producciones. En general son libros que los cospes a mano, las tapas te las rebuscas para hacerlas. Allí sucedía un modismo quizá algo hippie, pero lo que permite la producción artesanal es el hecho de poder sacar un número de ediciones pequeñas y poder sostenerlas en el tiempo. A los libros voy produciéndolos a demanda. Así se dio el hecho de cómo hacer para tener una editorial artesanal que perdure en el tiempo.

—¿Cómo hacés para trascender?

—Detrás este proyecto hay toda una teoría que uno va poniendo a prueba. Es decir, hay que tomar decisiones de quiénes saldrán a la cancha en el proyecto, cómo vamos a trabajar, entre otros. Mi primera percepción era la de no trabajar con amigos porque sentía que en el mundillo artístico de las visuales tenía una finitud, entre otros. Después te terminás haciendo amigos, pero también están los amigos que son valiosos, suman al proyecto, entre otros. Es decir, estoy pensando por fuera de lo que es la endogamia. Allí comenzamos a trabajar en los ensayos, el primero fue uno de Luciano Lahiteau titulado Los desafinados también tienen corazón: una historia del Auto-tune. Es una obra enorme, que anda bien, que es promocionada por gente muy talentosa y se vendió un montón. También armamos otro a través de los discursos de Adrián Dárgelos, el cantante de Babasónicos, donde se retoma su recorrido como ensayista. Allí armé un libro que se llama Cuatro tesis sobre la música en tiempos de streaming, un fanzine destinado a mis amigos músicos. Fue gustando, me pidieron varias ediciones; es más, Adrián Dárgelos fue a una gira en México y halagó este proyecto.

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