Leticia Carelli: la artista de Benito Juárez que La Plata adoptó como propia

Antes de presentarse nuevamente en la ciudad, la cantante habló de sus inicios en la música, brindó su mirada sobre la escena local y analizó las posibilidades de vivir de su vocación

Nacida y criada en Benito Juárez, Leticia Carelli creció en un ambiente en el que la música era moneda corriente. En el hogar había un piano vertical donde todos los miembros de la familia, los padres y los cuatro hijos, entonaban algunas melodías. Además, los pequeños asistían a talleres de música y participaban activamente del coro que organizaban sus tíos.

Con el correr del tiempo, ya transitando la adolescencia, la cantante compuso junto a Celina, su hermana, algunas canciones y luego formaron junto a una amiga un trío llamado Brujas. 

A los 18 años, Leticia se instaló en La Plata para iniciar sus estudios universitarios y probó algunas carreras que no tuvieran que ver con el arte. Sin embargo, abandonó todas para dedicarse de lleno a la música y acertó en su elección. Con el tiempo integró varias bandas como Les Minón, Cactus, Trigo y Monoaural, entre otras. Como solista lanzó algunos álbumes: Fosfeno, Adicto, uno en vivo y se encuentra trabajando en su próximo trabajo discográfico. 

En una entrevista íntima con este medio, Leticia se expresó sobre su próximo disco, los preparativos antes de cada show y la actualidad laboral. 

—¿Qué mirada tenés sobre la escena cultural actual? 

—Creo que La Plata es una ciudad especial en este sentido. Las ciudades universitarias tienen ese no se qué en ebullición, diverso y variado por todas las personas que vienen de otros lados. Ahora, políticamente es menos fácil participar y acceder a las cosas; hacer de esto un trabajo se hace cuesta arriba cuando la cultura no es una prioridad o asunto a favorecer desde el Estado. Así que estamos atravesados por una crisis cultural, social y de ideologías en transformación y no podría definirla mejor. La pesada herencia nos dejó en colectivos, una cantidad enorme de posibilidades y solidaridades en diálogo social, que no decaiga.

—¿De qué tratan las canciones que vas a presentar el próximo sábado?

—Tratan sobre el amor, el dolor, las búsquedas y las posibilidades. De acuerdos y desacuerdos, de verdad. En Adicto hay algunos diálogos y hasta una melodía en guaraní cantada por un alumno; hay un chat deWhatsApp. Hay interferencia o ruido, como en la escena cultural.

—¿Podés vivir del arte? 

—Según cómo lo mire. No puedo vivir de las canciones que hago o interpreto, y difícil es suponer que la gente puede pagar una entrada a la altura de mis necesidades. Todo está loco. Solamente del arte, en este momento y lugar, al menos para mí, es difícil. Pero ahí de nuevo, ¿qué es arte? Pongo mucho arte también en dar clases de música, en llegar a horario a los lugares, en no ser desagradable si tengo algún problema cotidiano o desgracia, en tolerar cosas que no quisiera. Entonces podríamos decir: ¿se puede no vivir del arte? Con el tiempo voy aprendiendo a vivir y a ser más como quiero.

—¿Qué es lo que no puede faltar en uno de tus shows?

—Diría que cualquier cosa puede faltar pero, si fuera con banda y no hubiera electricidad, sería un problema. Me gusta que haya gente, pero puede faltar también. 

—¿Cuál es la preparación antes de cada presentación?

—Depende del contexto de cada show. A veces nada, otras un ensayo o varios. Hemos tratado de vestirnos de acuerdo con alguna pauta pero no nos sale. Lo más parecido a un ritual que hacemos es estar juntos o hacer la lista de temas en grupo. 

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