entrevista exclusiva

Liliana Herrero: “Decir mundo y virtual es una contradicción”

Una de las más populares cantantes argentinas pone su única e inconfundible voz para acompañar el relato sobre un caso que conmocionó a la opinión pública y que una vez más demostró las diferencias sociales.

Una de las voces más conocidas de la canción nacional, la intérprete Liliana Herrero llega al cine, una vez más, pero en este caso con una propuesta inspirada en una historia real. Allí, presta su voz para narrar de una manera única y contundente el derrotero de su protagonista.

La película es Vicenta, de Darío Doria, documental que utiliza muñecos de plastilina para contar cómo esta mujer luchó para conseguir que los derechos de su hija no sean vulnerados una vez más abriendo, por primera vez, el debate sobre el aborto en los medios de comunicación de la época.

Diario Hoy dialogó con la artista, quien revela detalles de su trabajo, su vida en pandemia y su experiencia en materia de shows online.

—¿Cómo estás viviendo la situación extraordinaria? Hace poquito hiciste un show de streaming…

—Estupefacta, no me queda otra palabra, sigo en estado de sorpresa, de incomprensión, porque más allá de las vidas de cada uno esto es para la humanidad. Nos ha cambiado todo en la vida de las personas que vivimos en este país y del mundo, es un estado abismal, eso provoca, no sabemos qué va a ocurrir, y si vemos el invierno europeo la amenaza ha resurgido y con mayor viralidad, no sabemos qué va a ocurrir.

Por supuesto estamos todos esperando la vacuna y eso será bueno para todos, o al menos en mí caso, pero al mismo tiempo ha modificado nuestra idea del mundo, la idea de humanidad misma, creo que hay que revisarla, y tal vez construir otro concepto, otra idea sobre las personas y su trato entre ellas, la naturaleza, todas esas cosas me conmueven, emocionan y me atemorizan también, no sé de qué seremos capaces, no puedo decirlo.

—En medio de esto llega Vicenta, que es un acercamiento amoroso a una problemática difícil, ¿conocías el caso? ¿Y a Darío?

—No, no conocía el trabajo de Darío, me sorprendió cuando me llamaron, no soy una experta en cine ni mucho menos, más que una fanática del cine y de los filmes y eso no quiere decir que sepa sobre cine, me sorprendió, participé en muchas películas pero fundamentalmente haciendo lo que sé hacer, cantando, acá tenía que hacer un relato y eso no era fácil, un relato muy penoso, muy oscuro, muy habitual y en este momento se están tomando medidas y realizando propuestas para esta situación que relata Vicenta no se vuelva a repetir.

No recordaba particularmente el caso cuando me lo mencionó Darío, es algo real, lo cual lo hace mucho más triste y angustiante. Antes me preguntabas por el streaming y yo lo hice cuestionándolo, porque este horizonte del mundo virtual no creo que sea homologable a la palabra mundo, decir mundo y virtual es una contradicción, donde hay mundo no hay virtualidad, donde hay virtualidad no hay mundo, porque el mundo propone encuentros, abrazos, marchas, amores, amistad, cuerpos, esto no es la situación que estamos viviendo y Vicenta habla de los cuerpos, de la captura de los cuerpos por un aparato comunicacional, médico y judicial, mirá la situación en la que se metió Darío, en una obra fundamental.

—Cuando hiciste el streaming hablabas de una dispersión…

—Por eso lo hice, por la dispersión, donde hay un quiebre temporal y espacial, lo grabé y lo ví en un tiempo distinto, junto a la gente que compró la entrada para verlo, por eso lo llamé Falso brillante, también un guiño a un tema que cantaba Elis Regina. Lo quise hace por divertimento para sentirme mejor yo, nada más, así lo dije y expresé y me alegro haberlo hecho de ese modo.

—Al ver la película, el texto queda resonando mucho tiempo en la cabeza, que recupera lo básico del relato oral, ¿cómo fue para vos grabarlo?

—Fui atemorizada a grabarlo y siempre pensé que las mejores lecturas las hacen las actrices y los actores, no una cantante, entonces cuando fui no sabía qué tono darle, qué horizonte auditivo e intención sonora darle. Darío y sus compañeros me guiaron, yo ahí soy una ejecutante, y fue lo que pasó, y cuando había algo que no me sonaba hacía lo que Darío me decía, siempre en estos casos me dejo dirigir, si me preguntas por una música, no, pero si me preguntas por algo que no estoy habituada a hacer, me dejo dirigir, ahí soy un soldado, en este caso y en todos los casos a pedido, he coincidido por la indicación y es muy bueno. Cuando hice la voz en off para un especial sobre la Guerra Guazú, de Pablo Reyero y Alejandro Fernández Mouján, y fue una tarea, era algo escrito con una intención que yo percibí, hice otras cosas, un documental más formal para Encuentro, pero es distinto, eran relatos de situaciones o voz institucional, pero acá no, era un relato de una historia de una vida, de una historia de vida de alguien en la más profunda intemperie.

—Tu voz es la amiga que aconseja y acompaña…

—Claro, en el texto concebido por Darío, Luis Camardella y escrito por Florencia Gattari, tenía muchos planos, uno sin sujeto, por decirlo de alguna manera, otro plano de pensamientos de Vicenta, otro plano de consejos, otro de lo que otras pensaban, eran muchos planos, por eso me asusté y los únicos convencidos que podía hacerlo eran ellos.

—Ahí está tu voz, y produce la magia que hace que uno crea que los muñecos se muevan…

—Claro, es verdad, pero lo que se mueve es el relato y la cámara, me aventuro en una teoría de cine sin ser experta.

—Llega en el momento ideal…

—La vienen pensando hace muchísimo tiempo, desde el caso que efectivamente ocurrió, y tal vez porque yo no lo recordaba, pero no hay nada que uno no sepa, no hay nada de lo que hayan padecido estas mujeres y tantas otras que uno no sepa, pero al estar en el centro y el corazón de un relato las cosas son distintas, te atraviesa una emoción profunda, y fue difícil, parábamos, por indicaciones, porque me emocionaba yo y todos, fueron jornadas de alto voltaje emocional, porque la película lo es, la historia lo es, es una historia que sabemos todo pero cuando estamos frente a ella y relatándola no sabemos nada.

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